Entre las muchas capacidades del
arte se encuentra la de documentar, con su singular lenguaje, la realidad
histórica. Fenómenos sociales que conocemos por nuestra vivencia cotidiana o a
través de los medios de comunicación, cobran una especial relevancia cuando el
arte los hace suyos. Es lo que sucede con las pinturas del proyecto
“Desarraigos” de Agustín Benito Oterino (Madrid, 1965).
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Agustín Benito Oterino. S/t. Óleo sobre tela, 1,5 x 1,5 m |
Los óleos que constituyen este
trabajo, autónomos o en forma de tríptico, nos muestran al ser humano en el
paisaje de su entorno originario o en un nuevo entorno de desarraigo. También
aparecen figuras aisladas, personas en su soledad primordial. Las figuras en
los paisajes están construidas por pinceladas vigorosas y dinámicas, gobernadas
por contornos nítidos y emergen de fondos de estructuras geométricas y colores
extendidos y casi planos; sólo el agua comparte carácter con las figuras. En
los retratos, los rostros o las figuras de cuerpo entero ocupan casi toda la
superficie del cuadro, con fondos que no les restan un ápice de protagonismo. Y
la luz es un factor expresivo determinante en todos los óleos.
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Agustín Benito Oterino. Boceto. Óleo sobre tela, 40 x 30 cm |
El proyecto “Desarraigos”,
presentado en 2015, sigue plenamente vigente, ya que los hechos que provocaron
el proceso creativo continúan de actualidad. Agustín concibió el programa
pictórico a partir de un trabajo que realizó dentro de una investigación de la
Facultad de Filología de la Universidad Nebrija de Madrid. Se trataba de observar
y grabar una serie de intervenciones en las que un inmigrante realizaba algún
tipo de gestión, dentro de su vida cotidiana, para, posteriormente, realizar
una transcripción de las mismas incluyendo los elementos contextuales y
paratextuales. El objetivo era elaborar un conjunto de material didáctico, con
la finalidad de utilizarlo como soporte
teórico, para poner en marcha unos cursos de español.
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Agustín Benito Oterino. Tríptico V |
Las dificultades de las personas estudiadas, tanto
lingüísticas, como laborales y económicas y su situación como inmigrantes, alejados
de su entorno familiar y cultural, movieron a Agustín a emprender un proyecto
artístico. La tercera acepción de la palabra “desarraigar” en el Diccionario de
la RAE la define de este modo: “Separar a alguien del lugar o medio donde se ha
criado, o cortar los vínculos afectivos que tiene con ellos”. Y así surgió “Desarraigo”,
un trabajo que engloba, no sólo las pinturas, sino también elementos
multimedia, como la voz y la escritura arropando a las primeras. Siempre con el
objetivo de mover al espectador a la reflexión y a la meditación sobre la
actualidad de las personas inmigrantes y poniendo el acento en su situación de
desarraigo.
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Agustín Benito Oterino. S/t. Óleo sobre tela, 1,5 x 1,5 m |