EL PLACER DE LA CULTURA

sábado, 7 de agosto de 2010

El templete de Antonio Palacios en la Red de San Luis

Antonio Palacios, el hombre que transformó el paisaje urbano de Madrid en la primera mitad del siglo XX, fue el arquitecto de la Compañía Metropolitana Alfonso XIII, que inauguró la primera línea del ferrocarril subterráneo madrileño entre Sol y Cuatro Caminos en 1919. Palacios se encargó de diseñar accesos, vestíbulos y decoraciones del Metro, así como los edificios de la empresa entre los años 20 y 30.
  

Los accesos contaban con escaleras y corredores, pero la Compañía quiso que dos estaciones, Sol y Gran Vía, tuvieran una presencia más contundente en la ciudad mediante sendos templetes con ascensor para el ingreso a los andenes. Palacios construyó en la Puerta del Sol un moderno y elegante edificio de hierro y cristal protegido por una amplísima marquesina, que fue desmontado en 1934.
  
  
Pero el segundo, ubicado en la Red de San Luis, se mantuvo durante más tiempo y aún existe, aunque lejos de Madrid y privado de su función original.
  

En efecto, Palacios diseñó para la estación de Gran Vía en 1918 un potente pórtico de granito pulimentado, cerrado por una marquesina de hierro muy volada y ligeramente inclinada. A través de él se accedía a los ascensores, que descendían hasta los andenes, situados a unos 15 metros de profundidad. La fachada principal estaba orientada hacia la Puerta del Sol y la marquesina protegía la cara que daba a la Gran Vía.

  
El templete de la Red de San Luis funcionó como un magnífico emblema de la Compañía y un sugestivo reclamo, original, moderno y cosmopolita, con detalles tan interesantes en su obra pétrea, como las bolas, los leones que flanqueaban el cartel del Metro o el llagado del arco.


 Esta construcción se desmontó en 1970 y hoy se encuentra en un solitario parque del pueblo natal del arquitecto Palacios, Porriño, en la provincia de Pontevedra. Junto a estas líneas pueden verse algunas fotos del templete realizadas en agosto de 2009 en las que se aprecia la desaparición de la marquesina y el rótulo de Metro, así como del escudo de Madrid, que ha sido sustituido por el de Porriño. Están acompañadas de fotografías de diferentes épocas que muestran al edificio en su ubicación original.


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