Para
conmemorar el III Centenario del nacimiento de Diego Velázquez, la Sociedad
Central de Arquitectos y el Círculo de Bellas Artes, promovieron un concurso
para erigir un monumento al pintor delante del portico central del Museo del
Prado. El vencedor fue Aniceto Marinas, que ya había realizado algunos
importantes monumentos conmemorativos en Madrid y en otros lugares de España.
La inaguración fue muy solemne, con la presencia de la regente María Cristina y
su hijo, el futuro Alfonso XIII, y tuvo lugar el día 14 de junio de 1899.
Se trata de un
vaciado en bronce, realizado por Masriera y Campins, fundidores de Barcelona
que llevaron a cabo numerosos trabajos en Madrid, a partir del modelado en yeso
creado por Marinas. La estatua se caracteriza por un realismo academicista,
propio de la escultura pública de la época. Marinas logró una composición global
expresiva y al mismo tiempo se recreó en un detallismo minucioso.
Se trata de
una figura de cuerpo entero, sedente, con los signos característicos del pintor:
la paleta, los pinceles y el tiento, a los que hay que sumar la espada y la capa
recogida en el respaldo del asiento, lo que alude a su condición de caballero de
Santiago, cuya cruz luce en el pecho. La imagen del pintor es de carácter
naturalista, fiel a los retratos que se conservan del artista. Se trata de una
instantánea, ya que el pintor se encuentra sentado en su sillón, pero en tensión,
en el momento en el que está concentrado en la pincelada que se dispone a dar
sobre un invisible lienzo.
Es una
escultura pensada para ser vista principalmente de frente, con el magnífico pórtico
de Villanueva como telón de fondo, pero si la rodeamos obtendremos otros puntos
de vista secundarios que nos permitirán sobre todo recrearnos en los detalles. Su
ubicación es excelente, en origen rodeada de una pequeña plantación de césped,
y su tamaño muy adecuado para el espacio urbano en el que se encuentra.
El pedestal
fue realizado por Vicente Lampérez, arquitecto, restaurador e historiador del
arte, personalidad que parece adecuada para la empresa. Es muy sobrio, un gran
volumen prismático de piedra de planta rectangular sobre base escalonada, que
eleva y resalta el bronce de la estatua. En él aparacen inscritas las fechas
del nacimiento y muerte del pintor y en letras yuxtapuestas su apellido, así como
una inscripción incisa: LOS / ARTISTAS ESPAÑOLES / POR INICIATIVA DEL / CÍRCULO
DE / BELLAS ARTES / 1899.
Fue una época en la que se realizaron por parte de la
cultura official de la Restauración Borbónica, numerosas conmemoraciones de grandes
personalidades del pasado, tanto de la política como de la cultura, con
especial predilección por el Siglo de Oro, sobre todo en Madrid. El primero de
estos personajes en ser recordado a través de una estatua pública fue Cervantes,
a continuación Murillo y luego, casi a la vez, Calderón de la Barca y Velázquez
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