Las Merindades de Castilla reúnen
casi un centenar de edificaciones románicas. Muchas de ellas son obras humildes
y populares, enclavadas en bellos parajes, como la iglesia de San Antolín de Baillo,
fechada a finales del siglo XII o principios del siglo XIII, cronología propia
del románico tardío y conservador de las áreas apartadas. Baillo es una minúscula
población ganadera situada en la denominada merindad de Cuesta Urria, en la
falda septentrional de la sierra de la Tesla, de imponentes crestas calcáreas.
Pese a su humildad, la localidad aparece mencionada en algunos documentos medievales.
Sobre un altozano que domina el
pequeño caserío se encuentra una modesta y encantadora iglesia románica de una
sola nave rectangular y ábside, que es el elemento más destacado al exterior. Consta
de un tramo recto y otro semicircular, construidos con buena sillería. Presenta
una ventana en la cabecera, a modo de aspillera, pero que posteriormente se
cerró, tal vez cuando se colocó el retablo. Sus muros fueron recrecidos en
algún momento, como se puede apreciar a simple vista. Pero la primitiva cornisa
se reutilizó y se colocó sobre el recrecimiento de los muros. Cuenta con un
bocel y una serie de canecillos decorados, con una decoración muy variada. En
efecto, podemos distinguir en los ellos animales, como un ciervo, un cuadrúpedo
indefinido, aves y un sapo. Otro está decorado con un tonel, otro con una piña,
otro con un exhibicionista masculino y otro más con una cruz patada, es decir,
con los brazos más anchos en sus extremos. Algunos presentan motivos
geométricos. Tratar de detectar un programa iconográfico en este ábside es
una quimera, pero es muy sugerente intentar buscar un significado para estos motivos, relacionados sobre todo con la vida cotidiana y la naturaleza.
A la iglesia original se le
añadieron posteriormente la sacristía en el muro norte y un almacén de grano en
el lado meridional, este último posiblemente en sustitución de un pórtico, lo
que le otorga una imagen muy pintoresca. Además, en la fachada oeste se le
añadió un cuerpo para acceder a la espadaña. Una sencilla puerta con arco de
medio punto da acceso al interior, cubierto originalmente por bóveda de cañón,
sustituida después por una armadura de madera. Un arco triunfal de acceso a la
cabecera y sus capiteles están decorados con un estilo similar al de los canecillos
del ábside.
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