La fachada meridional del crucero de la Catedral de Santiago recibe el nombre de Platerías. Esta denominación se relaciona con los establecimientos de orfebres que se sitúan junto a ella desde la Edad Media hasta nuestros días. Se edificó en el primer cuarto del siglo XII, por impulso del arzobispo Diego Gelmírez y consta de dos puertas repletas de esculturas. Ciertamente se configura como un abigarrado y delicioso puzzle de escultura románica, que mezcla elementos originales, algunos cambiados de lugar tras un incendio, con otros procedentes de diferentes portadas de la Catedral e incluso del famoso coro del Maestro Mateo.
No entraremos ahora en la compleja y debatida cuestión de la autoría de las esculturas y relieves de la puerta, ni en la dificultad en descifrar el programa iconográfico original, para centrarnos en una de las figuras más hermosas. Se trata de la que representa al rey David, situada en un contrafuerte lateral de la puerta izquierda. Esta figura procede de la original fachada meridional del crucero, la del Paraíso, luego sustituida por la actual de la Azabachería.
Foto de Guillermo Juez. Agosto 2011. |
La escultura de David se caracteriza por una elegante geometrización que convive con una palpitante vitalidad. El rey aparece tañendo un instrumento musical, sentado y con las piernas cruzadas, con un movimiento que rompe la frontalidad. Coronado, descansa en un trono bajo, rematado en cabezas de león, elemento que demuestra su carácter regio. Los mechones de su cabello caen rítmicamente, su barba está rizada, los carrillos hinchados, los ojos abultados y los labios son gruesos. Las piernas cruzadas se adivinan por debajo de su túnica pegada al cuerpo, con bellísimos pliegues en forma de U. Pisa una fiera diabólica que sin duda simboliza al diablo o al mal.
El instrumento que toca es un rabel, representado con gran detalle. El rey David era considerado en la Edad Media como el autor de los Salmos, aunque hoy sabemos que éstos son composiciones de autoría mucho más compleja. Dulce Ocón ha subrayado que en la exégesis bíblica medieval se dio gran importancia al pasaje en el que la música de David ahuyentaba el espíritu del mal que anidaba en Saúl y que enlazaba con la tradición pitagórica, recogida por los neoplatónicos sobre la música de las esferas y su carácter ordenador y moral frente a las fuerzas del caos. La misma autora ha destacado que el carácter sanador de la música de David se relaciona con la composición material del instrumento, hecho de madera y cuerdas, al igual que la cruz de Cristo.
David músico recibía a los peregrinos del Templo de Jerusalén y, en el caso de la portada de Platerías, por extensión, recibe a los peregrinos jacobeos, como señala Carlos Villanueva. La música aparece entonces relacionada con la penitencia y el perdón y con el triunfo de Cristo sobre el mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario