Enclavado en un terreno de más de 14.000 metros cuadrados, el edificio tenía 1.500, con 6.100 de espacio habitable entre las plantas de sótano, bajo, principal y segundo. La planta baja tenía un gran zaguán y un amplio patio central acristalado, además de numerosas estancias. La planta principal incluía salones para recepciones y habitaciones privadas. Rodríguez utilizó un sistema de distribución de espacios por crujías, muy utilizado en aquellos tiempos.
Palacio de don Juan Anglada en la Fuente Castellana.
El Globo (21/07/1880)
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El eclecticismo
propio de la época era la nota dominante en el palacio de Anglada. Su fachada
en piedra y ladrillo visto, era de estilo neorrenacentista con elementos
neoegipcios; destacaba su cuerpo central saliente con triple arco en los dos
pisos. En el interior había salas griegas, romanas, góticas o renacentistas y
una reproducción del Patio de los Leones de la Alhambra. Esta obra neonazarí se
llevó a cabo con gran minuciosidad, merced al vaciado realizado por el
conservador del monumento granadino Rafael Contreras, lo que ocasionó un gasto
económico enorme para la época.
Exposición de arte en el palacio de Anglada.
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Tras la ruina
de Anglada, el palacio pasó al Banco Hipotecario, periodo en el que se
celebraron exposiciones de arte en su interior. Más tarde pasó a ser propiedad
de los marqueses de Larios. En
1962 despareció el palacio y el jardín del duque de Anglada, dentro de las
radicales modificaciones del entorno de la Castellana realizadas en los años
del desarrollismo.
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