Uno de los edificios más interesantes de la monumental Salamanca es el monasterio de San Esteban, tanto desde el punto de vista histórico, como por su arquitectura y por el arte que atesora. Comenzada su construcción en 1524 como convento dominico sobre las ruinas de otro más antiguo, contó con arquitectos como Juan de Álava, Juan de Rivero, Rodrigo Gil de Hontañón y Fray Martín de Santiago. Las obras del imponente complejo se prolongaron durante casi un siglo.
Vista exterior del convento de San Esteban de Salamanca, con la espectacular fachada de su iglesia
Fray Domingo de Soto, prior del
convento, confesor de Carlos V y destacado teólogo, impulsó la construcción en
el monasterio de la conocida como Escalera de Soto, que comunica el
claustro bajo con el alto. El gran arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón diseñó a
mediados del siglo XVI esta audaz construcción volada de caja abierta, carente
de soportes, ya que se apoya exclusivamente sobre los muros. Cuenta con cuatro
tramos, tres de ellos colgantes sobre arcos rebajados Los tres tramos suspendidos
de la escalera están decorados con casetones floreados. Cubre el espacio una
bóveda de crucería que arranca de ménsulas colocadas en las esquinas de los
muros, decorados con medallones.
Detalles de la Escalera de Soto del convento de San Esteban
La bellísima escalera presenta un
relieve en piedra policromada, en su último tramo, sorprendente por su calidad,
ubicación y características. Se trata de una representación de María Magdalena
recostada, cuyo cuerpo se alarga extraordinariamente para adaptarse a su singular
marco arquitectónico. La Magdalena sujeta un libro abierto con su mano
izquierda y apoya el mentón sobre el brazo derecho, que reposa sobre una
calavera, símbolo de la fugacidad de la vida humana. Su actitud se refiere a la
meditación en relación con la lectura sagrada y, como es habitual en la
iconografía occidental de la santa, la figura presenta una sensualidad y un
atractivo físico que se refieren a su supuesto pasado como prostituta,
perdonada por Jesús. No falta tampoco el tarro de ungüentos con el que ungió a
éste en Betania. Sin embargo, es muy posible que en la María Magdalena de la
tradición iconográfica se reúnan tres personajes bíblicos diferentes: la
pecadora anónima que unge los pies de Jesús, María, la hermana de Lázaro, que
también derrama perfume sobre Cristo y le seca los pies con sus cabellos, y la
Magdalena discípula de Jesús.
Relieve de la Magdalena en la Escalera de Soto
En cualquier caso debe subrayarse
el protagonismo de la Magdalena en un lugar tan destacado como la monumental
escalera, que pone en contacto la planta baja del claustro con el piso alto,
que a su vez abre el edificio hacia el cielo. No en vano, María Magdalena está
presente a los pies de la Cruz en el Calvario y en el Santo Entierro y es a
quien se aparece por primera vez Cristo Resucitado. Es posible que en el
programa iconográfico de la escalera se quiera aludir también con el relieve
de la Magdalena lectora y meditativa, más que penitente, al camino hacia la
biblioteca, que originalmente se encontraba en el piso alto del monasterio. También
los medallones con profetas y evangelistas en la parte superior de la caja de
la escalera y la mano de Dios en la balaustrada del tercer tramo parecen buscar
un paralelismo entre un ascenso espiritual y la subida por la escalera,
coronada por la Magdalena lectora.
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