EL PLACER DE LA CULTURA

martes, 30 de abril de 2019

San Bartolomé desollado, en el Duomo de Milán


San Bartolomé, uno de los doce compañeros de Jesús, predicó, según la tradición, en la India, Armenia y otras remotas regiones. Recibió un martirio atroz: le arrancaron la piel de su cuerpo cuando aún estaba vivo y luego le cortaron la cabeza.

La iconografía cristiana le ha representado a lo largo de los siglos generalmente llevando su propia piel en los brazos, un cuchillo en una mano y un libro en la otra, que aluden respectivamente al desollamiento y a la predicación de los Evangelios. También puede aparecer con la cabeza de un dios pagano o con un diablo encadenado, en recuerdo de sendos episodios protagonizados por el apóstol durante su misión: una estatua de una divinidad se derrumbó en su presencia y encadenó al diablo que habitaba en otra.

En el crucero de la catedral de Milán se encuentra una turbadora escultura de mármol que representa al apóstol con un descarnado (mejor dicho, desollado) realismo. Fue realizada en 1562 por Marco d’Agrate (c. 1504-1574), perteneciente a una importante dinastía de escultores milaneses.


San Bartolomé está representado sin su piel, con los músculos del cuerpo, los tendones y las venas visibles, en un alarde realista, comparable a las ilustraciones que aparecen en los libros de anatomía del Renacimiento. Lleva en la mano izquierda el habitual libro y con la derecha sujeta un extremo de la piel, que corresponde precisamente con la mano; la piel cubre parcialmente su descarnada desnudez a modo de túnica. El rostro del apóstol, con la mirada perdida, revela un dolor contenido y profundo.

La figura destaca también por su contraposto, ya que se apoya sobre una pierna mientras deja la otra relajada, de manera que la cadera forma una curva praxiteliana. De ahí la inscripción que el escultor incluyó en la base de la estatua, muy expresiva de la elevada consideración que el artista lombardo tenía de sí mismo: “NON ME PRAXITELES SED MARCO FINXIT AGRAT”, es decir: “NO ME HIZO PRAXÍTELES, SINO MARCO D’AGRATE”.



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