EL PLACER DE LA CULTURA

domingo, 17 de julio de 2011

Los cartones de Goya para el dormitorio de las infantas del Palacio de El Pardo

 Goya comenzó a pintar cartones, es decir modelos para tapices, poco después de su llegada a Madrid en 1775. Actualmente conservamos buena parte de estos cartones y también algunos bocetos preparatorios para los mismos, mucho más conocidos y valorados que los tapices tejidos a partir de ellos; de hecho, forman parte de la extraordinaria colección de Goya del Museo del Prado. Sin embargo, en su época eran considerados una tarea modesta y de escasa valía; sólo a finales del siglo XIX pasaron al Prado, tras pasar un siglo almacenados en la Real Fábrica de Tapices.



 
En la carta de 31 de mayo de 1788 escrita por Francisco de Goya a su amigo Martín Zapater podemos leer una interesante referencia a estos cartones:

Querido Martín, supongo que estarás en la Yntelijencia, de que lo que no haga por ti ó por tu Ynfluxo, no lo hare por ningun otro, que quiere decir, que te hubiera Cumplido la palabra de tenerte hecha la Ymajen de Nuestra Señora del Carmen para el tiempo que ofreci, á no haverme mandado por orden superior el tener hechos los Diseños, para el Dormitorio de las Serenísimas Ynfantas para quando venga aqui la Corte, en lo que estoy travajando con mucho empeño y desazon, por ser poco el tiempo, y ser cosa que ha de ver el Rey Principes etc.; á mas de esto, ser los asumptos tan dificiles, y de tanto que hacer, como la Pradera de San Ysidro, en el mismo dia del santo, con todo el bullicio que en esta Corte, acostumbra haver, te aseguro en feé de amigo, que no las tengo todas Conmigo, pues ni duermo ni sosiego, hasta salir del asumpto, y no le llames vivir, á esta vida que yo hago, y sino testigo el escribiente, que es Perico el de Caravanchel quien estubo en esa Ziudad con mi Cuñado Bayeu, que ahora le tengo yo por el Rey.
(Francisco de Goya. Cartas a Martín Zapater. Edición de Mercedes Águeda y Xavier de Salas. Ediciones Turner. Madrid, 1982, carta 104)



 
Goya refiere a Zapater, por lo tanto, que estaba realizando en la primavera de 1788 los bocetos preparatorios de los cartones para los tapices destinados al dormitorio de las Infantas en el Palacio de El Pardo, residencia real entre el día de Reyes y el Domingo de Ramos, según la costumbre de Carlos III. Se trataba de La gallina ciega, La ermita de San Isidro el día de la fiesta y La pradera de San Isidro, tres esbozos que no llegaron a ser cartones y que se conservan actualmente en el Museo del Prado. Se trata, por lo tanto, de motivos festivos y lúdicos destinados al dormitorio de las hijas de los reyes. Goya comenta en la carta que estaba trabajando de manera apresurada, ya que se retrasó el comienzo de los trabajos. De todos modos, el fallecimiento del rey Carlos III provocó la interrupción de la serie, ya que la Corte dejó de ir al Pardo. Goya se refiere en su misiva especialmente a La Pradera, de la que destaca su extrema dificultad. El maravilloso boceto, que no llegó ni siquiera a ser cartón para tapiz, fue vendido por Goya a los duques de Osuna y estuvo colgado en su palacio de El Capricho en La Alameda. La valoración de un “simple” boceto por parte de la duquesa es una buena prueba de su sensibilidad artística y su gusto moderno.

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