EL PLACER DE LA CULTURA

martes, 5 de noviembre de 2013

El Parterre del Retiro, un jardín que va todos los días a la peluquería


El Retiro es un jardín de jardines. Podemos encontrar en él muchas variedades jardineras diferentes, un verdadero compendio de estilos de jardinería. Uno de los espacios más singulares es el Parterre, al que se accede por la calle Alfonso XII por la puerta más antigua del Parque, que se abre frente al Casón del Buen Retiro.

Se trata de un buen ejemplo del jardín barroco francés, un estilo que se caracteriza por su planificación geométrica,  una racionalidad cartesiana y una rígida ordenación que somete a la naturaleza. Es un jardín de invierno, llano, despejado, concebido para el paseo al sol y la contemplación dominante del paisaje, en el que los setos recortados se alinean simétricamente. Tiene planta basilical, con una avenida central que remate en un ábside y dos laterales centrados por estanques. En origen, los setos trazaban un dibujo de arabescos que le daban un aspecto de tapiz, como podemos ver en el Plano de Madrid de Tomás López (1785). El jardín actual mantiene básicamente el esquema original.

 
Detalle del Parterre del Retiro en el Plano Geométrico de Madrid de Tomás López. 1785
 
 
 
Vista aérea del Parterre en Google Maps

 
No fue siempre así, ya que cuando se construyó el Palacio del Buen Retiro y sus correspondientes jardines, en la década de los 30 del siglo XVII, se encontraba aquí el Jardín de las Ocho Calles, éstas estaban cubiertas de enramados en forma de bóvedas y se cruzaban en una plazoleta central. 


Detalle del Jardín Ochavado de los Jardines del Palacio del Buen Retiro en la Topographia de la Villa de Pedro de Texeira. 1656
 
Felipe V, que inauguró la dinastía de los Borbones en el trono hispánico, promovió una profundísima reforma en el Buen Retiro que no llegó a realizarse. Robert de Cotte, arquitecto de Luis XIV, abuelo de Felipe V, trazó un proyecto muy ambicioso y prácticamente irrealizable, del que tan sólo se llevó a la práctica el Parterre, que sustituyó al Jardín de las Ocho Calles y que, con algunas modificaciones, es el que ha llegado hasta nosotros.

 
Robert de Cotte. Proyecto para el nuevo palacio y jardines del Buen Retiro. 1707
 
 El famoso ahuehuete o ciprés calvo, el árbol más antiguo de Madrid, es un superviviente del jardín del siglo XVII, que resistió al trazado geométrico del Parterre y a la ocupación napoleónica, al igual que el estanque del lado norte, que podemos ver en la Topopgraphia de la Villa de Pedro de Texeira (1656).

El muro de contención que se encuentra en la cabecera del jardín, con fuentes y una escalinata que termina en mirador se añadió a mediados del siglo XIX. Entonces se recreó el dibujo de los setos recortados. Más tarde se añadieron los monumentos y finalmente el Parterre fue remodelado de nuevo tras la Guerra Civil, aunque sin variar el esquema general.

Nadie como Ramón ha sabido captar y transmitir por escrito el espíritu de este jardín de estilo francés:

El Parterre del Retiro tiene una frialdad arquitectónica como de una obra hecha con demasiada técnica literaria. El Parterre está trazado con tiralíneas, valiéndose también el jardinero creador de la escuadra y el cartabón.

Un salón-jardín con todos sus verdores muy ordenados y los macizos, como muebles, muy artísticamente distribuidos.

El Parterre va todos los días a la peluquería y huele a loción, y se ve cómo le apuran el corte de la nuca.

Ramón Gómez de la Serna. Fragmentos del capítulo “El Parterre del Retiro” de su recopilación Elucidario de Madrid. Renacimiento. Madrid, 1931

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