EL PLACER DE LA CULTURA

lunes, 30 de noviembre de 2015

Los albores de la protección del patrimonio andalusí


En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid se puede visitar hasta el 8 de diciembre la exposición “El legado de al-Ándalus”. Antonio Almagro Gorbea es el comisario de esta muestra, que da a conocer un conjunto de dibujos verdaderamente extraordinarios que pertenecen al patrimonio de la Academia. Son el resultado de dos importantes proyectos impulsados por la institución, en los siglos XVIII y XIX respectivamente, que podemos considerar como iniciadores de la valoración artística de los principales monumentos andalusíes y que son una muestra del ambiente ilustrado que reinaba en la casa de la calle de Alcalá.


 Sánchez Sarabia. Capitel nazarí

 
El primero de los proyectos es el de las “Antigüedades Árabes de España”.  Poco después de su nacimiento, los que sucedió en 1752, la Real Academia se movilizó para evitar la desaparición de las pinturas de la Alhambra y procuró que un artista granadino, Diego Sánchez Sarabia, las copiara. A raíz de este hecho, la Academia amplió su interés por el conjunto nazarí y desarrolló un gran trabajo de documentación arquitectónica, decorativa e histórica, con especial atención a la epigrafía árabe. Era la primera vez que se abordaba el estudio de un conjunto patrimonial con el objetivo de documentarlo ante el peligro de su destrucción. Y era el inicio de los estudios árabes e islámicos en Europa. Además esta exposición nos permite constatar que, pese a lo que muchas veces se piensa, el interés por el pasado andalusí no comenzó con los viajeros románticos extranjeros del siglo XIX. La Academia editó dos volúmenes de estampas de las Antigüedades Árabes de España, publicados en 1787 y 1804, respectivamente, que, por cierto, muchos de aquellos trotamundos decimonónicos conocieron antes de llegar a nuestro país.

La Academia en un principio contó con artistas granadinos, pero en una segunda fase, para solventar algunas deficiencias, convocó al ilustre arquitecto e ingeniero José de Hermosilla, y a dos estudiantes aventajados, Juan de Villanueva y Juan Pedro Arnal, que estaban completando su formación. Los tres se encuentran entre las figuras más brillantes de la arquitectura española de la época. En la exposición podemos ver los planos de la Alhambra dibujados por ellos, que pueden considerarse los primeros estudios arquitectónicos del monumento.

 Juan de Villanueva. Sección de Comares en la Alhambra

El segundo proyecto puede considerarse como una continuación del primero. Se trata de la edición de los Monumentos Arquitectónicos de España entre 1856 y 1882, con un objetivo más amplio, pero con un gran protagonismo también de los vestigios andalusíes. La exposición nos presenta los dibujos originales que se utilizaron en esta obra magna, fundamentales tanto por su valor documental como por su mérito estético. Sus autores fueron arquitectos formados en la Escuela de Arquitectura de Madrid, que recogen en sus obras la belleza de las antigüedades de al-Andalus.

Ricardo Arredondo. Cúpula del mihrab de la Mezquita de Córdoba

 

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