En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid se puede
visitar hasta el 8 de diciembre la exposición “El legado de al-Ándalus”. Antonio
Almagro Gorbea es el comisario de esta muestra, que da a conocer un conjunto de
dibujos verdaderamente extraordinarios que pertenecen al patrimonio de la
Academia. Son el resultado de dos importantes proyectos impulsados por la
institución, en los siglos XVIII y XIX respectivamente, que podemos considerar
como iniciadores de la valoración artística de los principales monumentos
andalusíes y que son una muestra del ambiente ilustrado que reinaba en la casa
de la calle de Alcalá.
El primero de los proyectos es el de las “Antigüedades Árabes de España”. Poco después de su nacimiento, los que
sucedió en 1752, la Real Academia se movilizó para evitar la desaparición de
las pinturas de la Alhambra y procuró que un artista granadino, Diego Sánchez
Sarabia, las copiara. A raíz de este hecho, la Academia amplió su interés por
el conjunto nazarí y desarrolló un gran trabajo de documentación
arquitectónica, decorativa e histórica, con especial atención a la epigrafía
árabe. Era la primera vez que se abordaba el estudio de un conjunto patrimonial
con el objetivo de documentarlo ante el peligro de su destrucción. Y era el
inicio de los estudios árabes e islámicos en Europa. Además esta exposición nos
permite constatar que, pese a lo que muchas veces se piensa, el interés por el
pasado andalusí no comenzó con los viajeros románticos extranjeros del siglo
XIX. La Academia editó dos volúmenes de estampas de las Antigüedades Árabes de
España, publicados en 1787 y 1804, respectivamente, que, por cierto, muchos de
aquellos trotamundos decimonónicos conocieron antes de llegar a nuestro país.
La Academia en un principio contó con artistas granadinos, pero en una
segunda fase, para solventar algunas deficiencias, convocó al ilustre
arquitecto e ingeniero José de Hermosilla, y a dos estudiantes aventajados,
Juan de Villanueva y Juan Pedro Arnal, que estaban completando su formación. Los
tres se encuentran entre las figuras más brillantes de la arquitectura española
de la época. En la exposición podemos ver los planos de la Alhambra dibujados
por ellos, que pueden considerarse los primeros estudios arquitectónicos del
monumento.
El segundo proyecto puede
considerarse como una continuación del primero. Se trata de la edición de los
Monumentos Arquitectónicos de España entre 1856 y 1882, con un objetivo más
amplio, pero con un gran protagonismo también de los vestigios andalusíes. La
exposición nos presenta los dibujos originales que se utilizaron en esta obra
magna, fundamentales tanto por su valor documental como por su mérito estético.
Sus autores fueron arquitectos formados en la Escuela de Arquitectura de Madrid,
que recogen en sus obras la belleza de las antigüedades de al-Andalus.
Ricardo Arredondo. Cúpula del mihrab de la
Mezquita de Córdoba
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