La estatua de la Libertad de
Madrid, algo más pequeña que la neoyorquina, pero también más antigua, es otra
de las esculturas de nuestra ciudad que ha sufrido un traslado, no muy largo,
pero dificultoso, con las vías del ferrocarril como obstáculo.
La estatua se alza sobre un
templete que acoge los restos de un grupo de políticos liberales progresistas
del siglo XIX: Argüelles, Calatrava, Mendizábal, Muñoz Torrero, Martínez de la
Rosa y Olózaga. El pabellón funerario fue construido por Federico Aparici en
1857 y está coronado por la escultura del aragonés Ponciano Ponzano que
representa a la Libertad. Cuenta también con tres estatuas de Sabino Medina en
el perímetro del templete que representan La Pureza, el Gobierno y la Reforma.
El mausoleo se ubicó originalmente
en el desparecido cementerio de San Nicolás, situado en el encuentro de las
actuales calles de Méndez Álvaro y Áncora, en el barrio de Delicias. Fue
trasladado al Panteón de Hombres IIustres en 1912, por iniciativa de Canalejas
y por la insistencia de Romanones y pese a la oposición de Alfonso XIII,
descontento con la presencia de hombres que contribuyeron a erosionar el poder
real en un lugar que simbolizaba la preeminencia de la monarquía y exaltaba la
Restauración Borbónica. El templete se encuentra en un ángulo del jardín del
claustro, una ubicación que no favorece ni al edificio trasladado ni al que lo
acoge.
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