En sus Memorias de un desmemoriado (1915-1916), Benito Pérez Galdós relata
su visita a la Exposición Universal de París que se celebró en 1867. Cuenta
también que en aquel viaje pudo comprobar las transformaciones urbanísticas que
la capital francesa estaba experimentado durante el Segundo Imperio. Los
trabajos habían empezado en 1852 y siguieron hasta 1870, bajo la dirección del
barón Haussmann y con el impulso de Napoleón III:
El resto de mi tiempo, en aquel verano, lo empleaba paseándome,
observando la transformación de la gran Lutecia, iniciada por el Segundo
Imperio. Los Bulevares Haussmann, Malesherbes, Magenta y otros de la orilla
derecha, así como los de Saint Germain y Saint Michel en la otra orilla
izquierda, estaban en construcción. No se veían más que derribos de barrios
enteros y enormes hileras de andamios.
En aquel tiempo el joven Gustave
Caillebotte vivía en la Rue de Miromesnil, situada en el corazón de las
reformas de Haussmann, y estaba comenzando a pintar. En los cuadros de los años
70 aparece, como en el texto de Galdós, la nueva ciudad que se estaba
construyendo, con sus grandes perspectivas, sus tonos grises, y sus habitantes:
los obreros con blusones y los elegantes burgueses.
Gustave Caillebotte. Pintores en un edificio. 1877. Óleo sobre lienzo. Colección privada
En un cuadro de 1877, Pintores en un edificio, expuesto en la
reciente retrospectiva que ha dedicado a Caillebotte el Museo Thyssen, podemos
ver la fase final de las obras parisinas. Aparecen cuatro pintores de brocha
gorda que terminan la decoración de la fachada de un comercio; a la izquierda
se abre la gran perspectiva rectilínea de una larga calle en la que circulan
algunos transeúntes y un carruaje en la lejanía. Los colores utilizados por
Caillebotte son muy limitados, con matices de beige, gris, y azul, apenas
destacados por los verdes y rojos de la fachada. Es, en cualquier caso, como el
texto de Galdós, un delicioso testimonio del carácter pétreo del nuevo Paris
diseñado por el barón Haussmann. La calle, tal y como Caillebotte la pinta,
parece aún cubierta por el polvo de las obras, como ha explicado la comisaria
de la exposición, Marina Ferreti.
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