Tras la conquista de Madrid por
Alfonso VI de Castilla en 1085, los musulmanes de la ciudad pasaron a ser
mudéjares, es decir, conservaron su fe, pero bajo el poder cristiano. Aunque
posiblemente muchos de ellos abandonaron la ciudad y otros fueron hechos
cautivos, los que se quedaron en Madrid mantuvieron su religión y sus
costumbres, aunque fueron sometidos a una situación de inferioridad jurídicas
con respecto a los cristianos, como podemos observar en el Fuero de 1202. Véase
este ejemplo, tomado de la excelente edición realizada por La Librería y el
Ayuntamiento en el VIII centenario del código:
LXVIII-Acerca de los moros [apresados] con hurto.
Todo moro cogido con cosa hurtada, si fuere libre, ahorcarlo; mas si fuere
cautivo, córtenle el pie. El moro que hiera o mesara a un cristiano y hubiere
testigos, moro y cristiano, de que aquel hirió primero, redima su mano con
sesenta sueldos, si se querellanse [el cristiano] a los fiadores. Quien mesara
o hiriera a un moro libre, pague a su señor un maravedí. Cualquier moro que
hiere a otro moro, ambos cautivos, peche un maravedí a su amo…
Los mudéjares se congregaron en
la colina de San Andrés, zona de arrabal, fuera del recinto murado, donde la
toponimia conserva la memoria de esta presencia mudéjar: calle y plaza de la
Morería, puerta de Moros, plaza del Alamillo, plaza de la Paja, etc.
Detalle de la
Topographia de la Villa de Pedro de Texeira (1656)
Se organizaron jurídicamente en
forma de aljama y se dedicaron sobre todo a la construcción y a la fontanería.
Los que eran de condición libre gozaron de la protección real, porque pagaban
impuestos especiales al monarca, bien una cantidad fija o bien 1/9 o 1/10.
XCVI-Facultad[es] del juez [local].
El juez local no pronuncie sentencia menos con motivo de hombres de su
casa o de hombres de la Corte real o de moros o judías, que pertenecen al Rey o
en el Concejo mayor, sino que permanezca en el tribunal judicial y los voceros
transmitan las decisiones y administren justicia los alcaldes, y de quien
hubiere de tomar caloña, tómela.
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