EL PLACER DE LA CULTURA

martes, 1 de abril de 2014

El Museo Arqueológico Nacional reabre sus puertas totalmente renovado

El 31 de marzo de 2014 ha abierto sus puertas el Museo Arqueológico Nacional tras la finalización de su reforma integral iniciada a principios de 2008. Por la mañana el presidente del Gobierno ha inaugurado oficialmente el renovado edificio y por la tarde ha tenido lugar la primera visita al Museo.
 

A las siete en punto de la tarde la Banda Sinfónica Municipal de Madrid y el Coro Nacional de España ha interpretado la cantata del maestro Emilio Arrieta con la que se inauguró el 9 de julio de 1871 el Museo en su sede provisional del Casino del a Reina. En la escalinata de la fachada principal de Serrano, entre las esfinges de bronce, y con la plazoleta del jardín repleta de público, los músicos han propiciado un arranque emocionante y patriótico.
 


Los primeros visitantes han entrado por el nuevo acceso situado a la izquierda de la puerta histórica y a un nivel inferior. Tras unas breves palabras del director del Museo y del secretario de Estado de Cultura pronunciadas en el nuevo vestíbulo, los invitados han podido disfrutar de un primer contacto con un edificio profundamente reformado y con el nuevo discurso museográfico. Se trata de un Museo irreconocible para sus visitantes habituales y sorprendente para los nuevos. No es el momento de analizar con detalle el discurso, sino de dar testimonio de la belleza y la funcionalidad del renovado edificio, fruto de un intenso trabajo de numerosas personas a lo largo de más de 6 años.

 
La ambientación didáctica de las piezas, la información textual y audiovisual que las acompaña o las estaciones táctiles con reproducciones de objetos son algunos de los atractivos de un Museo Arqueológico ahora accesible.

  




Los patios cubiertos, donde se encuentran obras monumentales ibéricas y romanas son quizás los espacios más atractivos.

 

 

 
La sala de los mosaicos romanos es un magnífico ejemplo del trabajo minucioso de los restauradores.

 
 

Es, en definitiva, un Museo por descubrir al que animamos a todos a conocer, eso sí, mediante visitas sucesivas, ya que cuenta nada menos que con 10.000 m2 de exposición permanente repartidos en 40 salas.

jueves, 6 de marzo de 2014

Doscientos años en busca de los restos de Cervantes

La Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid ha autorizado al Ayuntamiento de la capital a buscar los restos mortales de Miguel de Cervantes en el edificio del convento de las Trinitarias, en la calle que hoy lleva el nombre de otro genio del Siglo de Oro, Lope de Vega. Hace casi cuatro siglos, el 23 de abril de 1616, el autor del Quijote fue enterrado en la primitiva y muy modesta iglesia del monasterio madrileño, que fue derribada posteriormente y sustituida por la actual, con diseño de Marcos López fechado en 1668. La búsqueda de los restos se va a realizar con un georradar en el subsuelo del antiguo templo, donde se encuentran nueve enterramientos, según un informe de 1870. Un año antes, se había instalado una lápida conmemorativa en la fachada del convento a iniciativa de la Real Academia Española, obra en mármol de Ponciano Ponzano.

 
Lápida conmemorativa del enterramiento de Cervantes ubicada en la fachada del convento de las Trinitarias, en la calle de Lope de Vega. Fotografía de Francisco Juez. 19/09/2009
 
No es, sin embargo, la primera vez que se realiza esta búsqueda. Según Mesonero Romanos, José I creó una comisión formada por los médicos Morejón y Arrieta y el arquitecto Silvestre Pérez con el mismo objetivo. El real decreto de 21 de junio de 1810 disponía, en efecto, que los restos del escritor, junto con los de otros ilustres hombres que estaban enterrados en diferentes conventos de Madrid, se reunieran en la actual colegiata de San Isidro, en el que fue probablemente el primer proyecto de un panteón de hombres ilustres en España, como ha estudiado Álvarez Barrientos. Sin embargo, los huesos de Cervantes nunca aparecieron. José Bonaparte quiso también elevar un monumento al creador del Quijote en Alcalá de Henares, pero esta iniciativa tampoco se llevó a término.

En el citado real decreto de 21 de junio de 1810 se cita, en efecto, a Cervantes entre los hombres ilustres, cuyos restos mortales han de ser trasladados:  
 
Don José Napoleon por la gracia de Dios y por la Constitucion del Estado Rey de las Españas y de las Indias.

Deseando honrar la memoria de los españoles ilustres en letras, ó de bien acreditada celebridad en bellas artes, y que los monumentos de su gloria no se pierdan ni olviden: visto el informe de nuestro Ministro de los Interior,

Hemos decretado y decretamos lo siguiente:

 
ARTÍCULO PRIMERO.

En todo el reyno se conservarán los monumentos sepulcrales de hombres ilustres, insignes en letras, ó de gran celebridad en bellas artes.
 
ART. II

 Los sepulcros, bustos o lápidas de hombres célebres, que se hallen en monasterios ó conventos suprimidos, se trasladarán á la Iglesia principal ó Catedral donde la hubiere. 

ART. III

 En esta capital las cenizas de Miguel de Cervantes, que yacen en el convento de las Trinitarias, las del escultor Gaspar Becerra, que estan en la Vitoria, el sepulcro de Saavedra, que se halla en Recoletos, el del historiador de México Solis en S. Bernardo, y el de D. Jorge Juan en San Martín, se trasladará a San Isidro el Real.

jueves, 20 de febrero de 2014

Cuando el Sáhara era una verde sabana


A unos 15 kilómetros al oeste de Smara, en el Sahara Occidental, se encuentra un conjunto de sorprendentes grabados rupestres, conocidos en España desde los años 60 del pasado siglo gracias a la curiosidad del comandante de aviación Emilio Herrera. Están situados en un lugar llamado Uled Boukersh, en la margen derecha de un uadi, o cauce seco; se distribuyen a lo largo de un amontonamiento de piedras lisas y negras, características de la zona, que se extienden a lo largo de centenares de metros, semicubiertas por la arena.

Se trata de relieves ejecutados con diferentes técnicas. Tal vez los más bellos sean los realizados con línea incisa y continua, de características similares a otros del noroeste africano. Todos ellos se encuentran a la intemperie y sometidos a la erosión del desierto, aunque en las proximidades se ha construido un pequeño y sencillo museo que guarda algunos relieves y otros tesoros de tiempos remotos.

Vista parcial de la margen derecha del uadi con las rocas que incluyen grabados. Al fondo el edificio del Museo (julio 2013, foto de Beatriz García).
 
Los grabados, estudiados hace ya casi 50 años por el Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander, representan animales, fácilmente identificables, aunque tratados de un modo esquemático: elefantes, antílopes, avestruces, jirafas, gacelas, etc. Se trata, por lo tanto, de una fauna propia de un clima y un paisaje muy diferente a los actuales.

 
Bóvido mirando hacia la derecha en una laja fragmentada por la erosión (julio 2013, foto de Beatriz García)
 

Un bello ejemplar de órix (julio 2013, foto de Beatriz García)
 
 Parecen ser representaciones asiladas e independientes, pero a veces podemos encontrar pequeñas escenas grabadas en la roca. Por ejemplo, la que muestra a un grupo de avestruces orientados hacia la izquierda; tal vez el mayor tamaño de uno los animales pueda indicarnos que se trata de una madre con dos crías.
 
Un grupo de avestruces (julio 2013, foto de Beatriz García)
 
No es fácil fechar estas obras, pertenecientes seguramente a una época neolítica remota, que los especialistas sitúan en un amplísimo abanico ente los años 8000 y 3000 a. de C. Pero más difícil aún es tratar de explicar la función original de estos grabados o deducir cuál pudo ser la motivación que llevó a aquellos hombres del pasado a realizar estas obras. Muchas veces nos sentimos movidos a reconocer en ellos símbolos mágicos, tal vez en relación con la caza, o bien a buscarles un sentido religioso o mitológico, o, por qué no, un simbolismo clánico. Creo que no puede descartarse tampoco una función meramente estética, pese a que en ocasiones nos cueste atribuir al hombre prehistórico una capacidad artística.

 
El desierto del Sahara en las proximidades de Smara (julio 2013, foto de Beatriz García)
 En cualquier caso, la ubicación de los grabados en un paraje tan bello como desolador evoca tiempos lejanos con un clima menos extremo y mucho más húmedo y un paisaje de sabana de gramíneas con abundante fauna. Otros hallazgos en forma de grabados, pinturas rupestres, geoglifos y cerámica en lugares muy alejados entre sí dentro del enorme Sahara confirman el cambio climático sufrido en esta zona en los últimos 10.000 años.  En efecto, el final del último periodo glacial, hacia el 8000 a de C., dio lugar a una fase húmeda en el actual Sahara, que fue poblado por comunidades neolíticas como las que llevaron a cabo estos relieves. Al parecer, unos 2000 años después se inició un progresivo cambio climático que provocó un aumento de las temperaturas y una disminución de las lluvias, de manera que la sabana fue dejando paso, poco a poco, al desierto que hoy reina sobre el antiguo Sahara Español. 

 

sábado, 8 de febrero de 2014

Una fuente viajera: de Boadilla al Campo del Moro pasando por Carabanchel


La terraza superior de los jardines del Palacio del infante don Luis de Borbón en Boadilla del Monte fue trazada con un diseño geométrico. Estaba formada por dos cuadros vegetales no simétricos que llenaban el espacio rectangular. Ventura Rodríguez diseñó una fuente, esculpida por Felipe de Castro y Manuel Álvarez, que se ubicó entre los dos cuadros, en una glorieta circular arbolada situada en el centro mismo de la terraza y en el eje del Palacio.

Antonio Ponz en su Viage de España de 1776 la describió, poco antes de que se instalara, de esta manera:

En frente de ésta (la fachada del jardín) se ha de colocar la magnifica fuente de marmol de que estuvo encargado D. Felipe de Castro, y hubiera acabado brevemente, á no haber fallecido; pero está concluyendo la obra su discípulo D. Manuel Alvarez. Consiste en tres tazas principalmente: dentro de la mayor, que es la del suelo, hay tres tritones niños sobre otros tantos pedestales, que en unas conchas reciben el agua, que arrojan por la boca tres delfines de la segunda taza, la qual está sostenida por otros tres tritones agrupados con delfines, que tambien arrojan agua por la boca sobre conchas, que alternan con galápagos en el pedestal. La tercera taza se vé sostenida de tres ninfas, y en el medio hay un niño, que ha de arrojar el agua por la boca hasta grande altura. Todas las expresadas tazas están adornadas de muy buen gusto, y en el reverso de la del medio hay baxos relieves de conchas, delfines, y otras cosas. La invencion, y disposicion de la expresada fuente es del citado D. Ventura Rodriguez, bien que el autor de la escultura fue D. Felipe de Castro.

Vista de los jardines de Boadilla desde la primera planta del Palacio (junio de 2013)

 De la fuente de Ventura Rodríguez sólo queda en el jardín superior, que comenzará su restauración en este año 2014, la estructura metálica interior, triste esqueleto del espléndido monumento. Pero, ¿qué fue del magnífico ornamento de mármol?

Después del exilio del infante y el casi abandono del Palacio, su hija María Teresa y el marido de ésta, Manuel Godoy, regresaron al Palacio, que volvió a quedar deshabitado durante la Guerra de la Independencia.  Tras la marcha de María Teresa a Francia, su hermana e hija menor del infante don Luis, María Luisa, y el esposo de ésta, el duque de San Fernando de Quiroga, vendieron la fuente a Fernando VII, que se la regaló a su mujer, la reina María Cristina de Borbón. La fuente realizó así su primer viaje, desde Boadilla del Monte, a Carabanchel Bajo, ya que la reina mandó instalarla en su posesión de la Quinta de Vista Alegre. Fue seguramente en 1832. Una parte del jardín se diseñó expresamente para recibir esta fuente monumental, que se situó en una placita circular, entre bosquetes, en un recoleto rincón al noroeste de la finca.

Eva Rodríguez Romero cita en su tesis doctoral, El jardín paisajista y las quintas de recreo de los Carabancheles: la posesión de Vista Alegre (publicada por Fundación Universitaria Española, Madrid, 2000), dos referencias documentales que prueban la presencia de la Fuente de las Conchas en Vista Alegre: aparece en el plano de la posesión de 1845 y en el inventario del mismo año que ese encuentra en el Archivo General de Palacio (sec. admva. leg. 1306/4).

Sin embargo, la fuente no permaneció mucho tiempo en el pintoresco jardín de Carabanchel y volvió a ponerse en marcha. En efecto, a mediados del siglo XIX, la hija mayor de María Cristina, la reina Isabel II, decidió ordenar y ajardinar el agreste Parque de Palacio que descendía desde la residencia real hacia el Manzanares, en violenta caída. El arquitecto Narciso Pascual y Colomer se ocupó de la creación del que empezaba a ser conocido como Campo del Moro.

Para dignificar el jardín, tan próximo al Palacio, Pascual y Colomer dispuso en 1847 la colocación de dos fuentes monumentales en el mismo, concretamente en la gran avenida situada en el eje del Palacio. Por Real Orden se trasladaron, una, desde el Jardín de la Isla de la Aranjuez y, otra, desde la Quinta de Vista Alegre: la primera, llamada de los Tritones, se colocó en la glorieta situada más cerca del Palacio y la de las Conchas, se situó más al oeste, en dirección al Manzanares. La de los Tritones era del siglo XVII y la de las Conchas, como hemos dicho, de la segunda mitad del siglo XVIII, pero ambas tienen un aire común, por su material, características formales e iconografía.

 
La Fuente de las Conchas en el Campo del Moro (octubre de 2013)
 
De esta manera, una obra diseñada por el arquitecto de Ciempozuelos, Ventura Rodríguez, se colocaba muy cerca del edificio donde había iniciado su carrera, a las órdenes de Juvara y Sacchetti: el llamado Palacio Nuevo o Palacio Real.

La fuente de las Conchas está íntegramente realizada en mármol blanco y se sitúa en un pilón circular de granito, obra de Pascual y Colomer. Cuenta con un pedestal que sujeta tres tazas circulares, cuyo tamaño va decreciendo a medida que aumenta la altura. En el pilón inferior encontramos tritones niños, hijos de Neptuno y Anfítrite, que tal vez pretenden expresar la esperanza en el futuro del infante; curiosamente don Luis y doña María Teresa de Vallabriga tuvieron tres hijos. Los tritones llevan conchas en sus manos por las que vertían agua.

Detalle de la taza inferior de la Fuente de las Conchas en el Campo del Moro (octubre de 2013)
 

Detalle de un tritón niño de la taza inferior de la misma fuente (octubre de 2013)
 
Más arriba aparecen tres galápagos separados por grandes conchas y tritones adultos con piernas que rematan en cabezas de delfín y que sujetan cestas con frutas. Sin duda son referencias a la prosperidad y la riqueza de la “corte” del infante.
 
 
Detalle de los tritones que sostienen la segunda taza (octubre de 2013)

Por encima se encuentra la segunda taza, decorada por conchas y mariscos y sobre ella tres ninfas, o tal vez las Tres Gracias, apoyadas en el tronco de la fuente, que sujetan con los brazos levantados el tercer vaso, con ornamentación vegetal. El simbolismo del conjunto parece referirse de nuevo a la vida, la fertilidad y la purificación.

 
Detalle de las figuras femeninas que sostienen la tercera taza (octubre de 2013)

 Remata la fuente un tritón niño que sujeta un delfín surtidor, en una nueva alusión acuática y marina y seguramente en referencia a la prosperidad y la juventud. Toda la fuente parece, en definitiva expresar los buenos deseos y la esperanza en un futuro prometedor. Sin embargo, el infante sólo pudo disfrutar de la fuente y del palacio de Boadilla unos años, ya que su hermano Carlos III le envió a un humillante destierro. La itinerancia de la monumental Fuente de las Conchas parece una metáfora del exilio del infante.

 
Detalle del tritón que remata la tercera taza (octubre de 2013)


 

martes, 28 de enero de 2014

Boadilla del Monte en FITUR

El Ayuntamiento de Boadilla del Monte ha asistido a la Feria Internacional de Turismo FITUR 2014 para dar a conocer su oferta turística. Por su stand en el Pabellón 9 de IFEMA han pasado numerosos visitantes que han podido informarse sobre los atractivos patrimoniales, naturales y de ocio que posee la localidad.
Entre las actividades que se han ofrecido se encuentran las visitas guiadas realizadas por Atacama Servicios Culturales, que ponen en valor el rico patrimonio histórico, arquitectónico, urbano y artístico de la localidad. Desde junio de 2013 hemos realizado 12 visitas, tanto con particulares como con colectivos y centros escolares.

 
También en FITUR se ha presentado el nuevo folleto turístico diseñado por Atacama y Polibea para el Ayuntamiento: “Boadilla, un patrimonio por descubrir”. En él se han destacado siete hitos monumentales que conforman un itinerario histórico: la Parroquia de san Cristóbal, la Ermita de san Sebastián, el Convento de la Encarnación, la Fuente de Ventura Rodríguez, el Palacio del infante don Luis de Borbón y los Puentes sobre el Arroyo de Vallelargo y en el camino de Madrid.
El Ayuntamiento ha informado también de la ejecución por fases de la rehabilitación del Palacio del infante don Luis, el principal monumento del municipio. Ya han finalizado las obras de sus portones de acceso y están a punto de iniciarse los trabajos de restauración de las fachadas y algunas salas principales, así como la rehabilitación de los jardines, para lo que se dispone de un presupuesto de 1,7 millones de euros.



 

 

jueves, 2 de enero de 2014

Atacama participa en la jornada cultural "Madrid con otra mirada", organizada por el Ayuntamiento


El día 14 de diciembre de 2013 el Ayuntamiento de Madrid celebró un conjunto de actividades con el objetivo de invitar a mirar el patrimonio cultural de la ciudad con los ojos de quienes lo vieron por primera vez. Se organizaron una serie de itinerarios y visitas que trataron de trasladar al participante al momento original del patrimonio histórico de Madrid, con ambientación musical y de época.

  

Se llevaron a cabo visitas guiadas en el Cuartel del Conde Duque, las iglesias de Montserrat y de las Maravillas, el Museo de Historia y las Escuelas Pías de San Antón, sede del COAM. Además se celebraron otras actividades en los dos edificios municipales.

Atacama Servicios Culturales realizó, dentro del evento, cuatro itinerarios guiados a lo largo de la calle de la Palma, entre el Cuartel del Conde Duque y el Museo de Historia, antiguo Hospicio de San Fernando, dos de los más destacados edificios debidos al genio de Pedro de Ribera, el principal arquitecto español en la ciudad en la primera mitad del siglo XVIIII.


 

 En estos itinerarios pusimos en valor las dos magníficas fachadas y recordamos la construcción y función original de ambos edificios. Por el camino visitamos la iglesia de las Maravillas, la plaza del Dos de Mayo y la iglesia de Montserrat, con una fachada renovada también por Pedro de Ribera, gran protagonista del paseo. En las iglesias los participantes pudieron disfrutar de recitales musicales y también de una salva por parte de la Asociación Histórico Cultural de Voluntarios de Madrid 1808-1812 en la plaza del Dos de Mayo.

 
 


 

lunes, 9 de diciembre de 2013

La fachada de la iglesia del Convento de la Encarnación de Boadilla del Monte

El convento carmelita de religiosas descalzas de la Encarnación del Hijo de Dios de la Villa de Boadilla fue fundado en 1674 por Juan González Uzqueta Valdés y María de Vera Varco y Gasca, señores de Boadilla del Monte. Se trata de un complejo arquitectónico que ha sido restaurado a finales del siglo pasado por José Ramón Duralde. Preside el conjunto la iglesia barroca, que actualmente forma parte de la parroquia de San Cristóbal, ya que la comunidad carmelita se encuentra ahora en un edificio próximo, más moderno, y el antiguo convento se ha reconvertido en hotel.

La fachada de la iglesia presenta una disposición típicamente barroca y con interesantes consecuencias urbanísticas, ya que se encuentra retrasada con respecto a la línea de calle y conforma, junto con la reconstruida Casa de Capellanes y el Convento, una plaza rectangular. De esta manera se conforma un espacio en forma de lonja a la entrada del convento, lugar de encuentro social y escenario para ceremonias religiosas, y proporciona una mejor visualización a la portada.
 

 

La bella fachada responde a las características propias de la arquitectura conventual madrileña y más concretamente a la que distingue a los edificios de las comunidades carmelitas femeninas. Entre estos rasgos definitorios podemos destacar su rigor geométrico de raíz escurialense que transmite la armonía y el orden de la vida monacal, su sobriedad en consonancia con el ideal de pobreza defendido por Santa Teresa y su verticalidad, que la singulariza dentro del edificio. Son elementos que aparecen por primera vez apuntados en la iglesia del convento de San José de Ávila y perfeccionados en la de la Encarnación de Madrid.


 


La fachada es de ladrillo visto, a excepción del zócalo, la puerta y la hornacina abierta sobre esta, que son de granito, y los escudos y el relieve, de piedra carbonatada. Los paramentos de ladrillo están animados por un rico y sutil juego de planos, entre los que destacan las pilastras lisas de orden gigante que enmarcan toda la fachada y que están coronadas por bolas, y las molduras que organizan en rectángulos toda la composición. La presencia del frontón triangular en lo alto es muy característica de la arquitectura conventual, y de la carmelitana en particular; está presidido por un óculo y cuenta con una cruz en su cúspide y la molduración es más profunda que en el resto de la fachada.

El núcleo de granito, con la puerta de entrada y la hornacina superior, destaca sobre el resto de la fachada, no sólo por su material, sino también por su mayor relieve y su decoración más profusa, con más movimiento y abundancia de remates piramidales y esféricos, que, sin embargo, no alteran la sobriedad del conjunto. La ventana superior, que ilumina el coro, completa el cuerpo central de la fachada, jerárquicamente superior a los laterales, como corresponde a su función de entrada única, frente a los accesos triples, más propios de la arquitectura conventual masculina. La puerta de la iglesia está equidistante entre el acceso al convento, a su derecha, y la entrada al cuarto de los fundadores, que tenían sus propias habitaciones junto a la iglesia, conectadas con la tribuna del templo que se abre al altar mayor.


 

La hornacina central cobija un relieve que representa la Encarnación, misterio al que se dedica el convento. En él podemos observar a la Virgen arrodillada en oración en el momento en el que se gira hacia el arcángel San Gabriel, que está de pie; en lo alto, Dios Padre envía al Espíritu Santo sobre María. La fachada de la iglesia del convento de Boadilla, como todas las carmelitanas, es fiel a las premisas del Concilio de Trento, en el que se subrayó la importancia de la presencia de las imágenes de devoción en el exterior del templo.

 


Los escudos de Juan González de Uzqueta y María de Vera, dispuestos de manera que forman un triángulo invertido con el relieve de la Encarnación, subrayan el carácter piadoso y al mismo tiempo ostentador del poder de los fundadores.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

De un italiano que salió del Retiro por los aires


El 12 de agosto de 1792, el Parterre del Retiro, cuando era aún parte de los jardines reales del Palacio del mismo nombre, fue el escenario de un gran acontecimiento. El capitán Vincenzo Lunardi se elevó a bordo de un globo aerostático y sobrevoló Madrid ante el asombro de los testigos.

Nacido en Lucca en 1759, Lunardi fue uno de los primeros y más valientes exploradores del cielo, no en vano era conocido como “El temerario“. Fue embajador de Nápoles en Londres, y allí realizó en 1784 su primera expedición aeronáutica en globo, sólo un año después de que los hermanos Montgolfier iniciaran los vuelos aéreos. Tras el éxito de su bautismo del aire, Lunardi realizó otras experiencias similares, tanto en la Gran Bretaña como en el continente europeo. Fueron numerosas las demostraciones que llevó a cabo, especialmente ante los soberanos de cada reino.

Nesmith (dib.) y Burke (grab). Retrato de Vicente Lunardi. Antes de 1815.
Museo de Historia de Madrid
Lunardi, con el permiso del rey Carlos IV, organizó la primera exhibición pública y oficial en nuestro país, aunque otros aeronautas ya habían volado antes que él por los cielos españoles. Tuvo lugar el 12 de agosto de 1792 entre las 5 y las 6 de la tarde, según el Diario de Madrid del día correspondiente, en el Parterre del Retiro, donde todo se preparó con gran cuidado, como podemos ver en una estampa que se conserva en la Biblioteca Nacional. En ella aparece con el número 1 el Casón, lugar desde donde el príncipe Fernando habría de ver el espectáculo; con el número 2 se señalan las ballas (sic) detrás de las cuales se situaría el público que permanecería de pie y con el 3 las sillas para los espectadores sentados.


Anónimo. Vista del parage del Jardin del Buen Retiro donde se ha de elebar el globo aerostático en que ha de bolar dn. Vicente Lunardi el dia 12 de agosto de 1792. Biblioteca Nacional de España
 
La representación del Palacio del Buen Retiro en este grabado es muy esquemática y destaca la presencia de las torres con sus chapiteles coronados de cruces y veletas. Muy esbozada está también la imagen del jardín del Parterre, pero podemos reconocer su estructura simétrica, su avenida central y sus dos estanques; observamos también la presencia de seis esculturas sobre sus respectivos pedestales, que adornaban el jardín antes del desastre que supuso para el Retiro la ocupación napoleónica y la Guerra de la Independencia. Diversos e indefinidos árboles aluden a la vegetación de los jardines reales y varios de los personajes que aparecen en la escena se protegen con sombrillas del sol del agosto madrileño.

El espacio destinado al globo de Lunardi era el centro del Parterre, como podemos ver en la citada estampa. El Diario de Madrid del 11 de agosto nos ofrece una completa descripción del artefacto, que se elevaba mediante gas:

Es de forma perfectamente esférica, y, tiene 31 pies de diámetro, está compuesto de cachos de tafetán carmesí, y pagizo. Alrededor de la boca inferior, hay 4 troneras, con sus cristales, que sirven para registrar toda la cavida de dicho globo, y aunque ahora tiene un cristal en la boca, este se ha de quitar el dia del experimento, en que después de lleno el globo, del gas suficiente, se ha de cerrar esta boca de otra manera. En la parte superior tiene una balbula con su resorte, afianzada á un redondel de cuero para su mayor firmeza. Cuelga por la parte interior una cuerda atada á la balbula que sale por el cuello, ó boca inferior opuesta, que, sirve para que el aeronauta abra y cierre esta balbula, según halle necesario expulsar gás, é introducir ayre atmoférico, con cuya operación baxa el globo, ó se gradúan los descensos en proporción dé la levidad que pierde y del peso que adquiere. Cubre á este globo una red de cordones de seda, hecha á puno de peluca, los quales van aumentando de numero desde la cúspide de arriba hasta la mitad, o su equador, en donde se numeran setenta y dos mallas. Vuelven estas á recogerse en 16 cordones rectos que rematan atados en un aro de hierro vestido con un farfalá de tafetán largo, y rapacejos de oro , en donde están atados seis cordones de seda mas gruesos, de que cuelga la galería que ha de ocupar el viajante aéreo. Esta galería, está hecha de caña, de Indias guarnecida de tafetán carmesí, tafetán blanco, galon, y rapacejos de oro. Lleva dos banderas una con las Armas Reales de España, y, la otra con las Armas de la Imperial Coronada Villa de Madrid, cuyos blasones se verán tremolados en los ayres, si la fortuna asiste á las buenas intenciones de Lunardi. Asimismo lleva dos ancoras para afianzar el globo al tiempo de su descenso, y evitar el vayben que le causen los ayres, aun después de haber llegado á tierra. Lleva igualmente una bocina para hablar si se ofreciere desde el ayre, y pedir auxilio si lo necesitase. Lleva su termómetro y barómetro para observar las distintas alturas á que se eleve, y estado de la atmosfera, como asimismo botellas llenas de agua, para vaciadas arriba, recoger el ayre atmosferico superior, y asimismo una brújula arreglada, todo con el objeto de hacer despues experimentos fisicos y chimicos, y procurar que este vuelo aéreo subministre en quanto sea posible á la ciencia física nuevos hechos, o rectifique los conocidos á beneficio de la instrucción pública. También encierra 50 libras de lastre en talegos de arena”.

En la jornada anterior al espectáculo el Diario de Madrid exhortaba al comedimiento, moderación y atención del público, en atención a la presencia del príncipe y al regio escenario, aunque aseguraba que sería “lo más divertida que sea posible”. Además anunciaba que “para que los no inteligentes tengan alguna noción de un experimento nunca visto en los siglos anteriores, se les dará una sucinta idea de la máquina inventada hasta ahora para volar, y de la razón por qué se sostiene en el ayre atmosférico”.

Finalmente el día 12 de agosto, el futuro Fernando VII presidió el multitudinario espectáculo, en el que los asistentes, entre ellos varias personas de la familia real, pudieron comprobar cómo el globo de Lunardi se elevaba unos 300 metros. Según el Diario de Madrid de 14 de agosto “fue inumeráble y muy lucido el concurso de ambos sexos, y todas clases”. Tres bandas de música de la guarnición de infantería del Buen Retiro animaron la función con “alegres marchas y sonatas”, según el Diario, que aseguraba que en el momento del despegue comenzó a sonar una pieza del compositor inglés Samuel Wesley concebida expresamente, “compitiendo la armonia de la música, con la novedad de un espectaculo tan apreciable”. Después de volar durante unos minutos, ante el asombro del público, que permaneció mudo, según el Diario del 14 de agosto, el aparato aterrizó cerca del pueblo de Daganzo de Arriba, a 5 leguas de Madrid, “habiéndose apeado con suma felicidad”. Tras tomar tierra Lunardi compartió con los lugareños vino y bizcochos, según el Diario del día 15, que continuaba el relato del asombroso suceso: “en el lugar del Fresno vieron las gentes el globo y pensando que seria alguna cosa del otro mundo, hechaban á huir amedrentadas, y las mugeres llorando á lagrima tendida se iban corriendo á sus casas, y un guarda de viñas echó mano á la escopeta y le iba a tirar un balazo , y no lo hizo porque el mismo susto se lo estorvó”.

Son varios los testimonios gráficos de aquel vuelo, como el de una estampa que se conserva en el Museo de Historia de Madrid que ilustra de manera ingenua el interés que despertó entre los madrileños la hazaña de Lunardi.


Vista del Globo Areostático que se hechó la tarde, 12 de Agostº de 1792 en el Jardin del Buen Retiro: el qual por la elevacion que tomó, se perdió de vista, y cayó en Daganzo á 5 leguas de Madrid. Museo de Historia de Madrid
 
Pese a que la experiencia del Retiro no fue demasiado exitosa, un año después, los propios reyes, Carlos IV y María Luisa de Parma, junto al todopoderoso Godoy, pudieron disfrutar también de un viaje aerostático de Lunardi, que se elevó al cielo madrileño junto al Palacio Real con el objetivo de recaudar fondos para los Reales Hospitales; en este caso el viaje duró dos horas y concluyó en las proximidades de Pozuelo. Aún realizó Lunardi otros dos viajes más desde Madrid, que terminaron también a pocos kilómetros de la corte.

martes, 5 de noviembre de 2013

El Parterre del Retiro, un jardín que va todos los días a la peluquería


El Retiro es un jardín de jardines. Podemos encontrar en él muchas variedades jardineras diferentes, un verdadero compendio de estilos de jardinería. Uno de los espacios más singulares es el Parterre, al que se accede por la calle Alfonso XII por la puerta más antigua del Parque, que se abre frente al Casón del Buen Retiro.

Se trata de un buen ejemplo del jardín barroco francés, un estilo que se caracteriza por su planificación geométrica,  una racionalidad cartesiana y una rígida ordenación que somete a la naturaleza. Es un jardín de invierno, llano, despejado, concebido para el paseo al sol y la contemplación dominante del paisaje, en el que los setos recortados se alinean simétricamente. Tiene planta basilical, con una avenida central que remate en un ábside y dos laterales centrados por estanques. En origen, los setos trazaban un dibujo de arabescos que le daban un aspecto de tapiz, como podemos ver en el Plano de Madrid de Tomás López (1785). El jardín actual mantiene básicamente el esquema original.

 
Detalle del Parterre del Retiro en el Plano Geométrico de Madrid de Tomás López. 1785
 
 
 
Vista aérea del Parterre en Google Maps

 
No fue siempre así, ya que cuando se construyó el Palacio del Buen Retiro y sus correspondientes jardines, en la década de los 30 del siglo XVII, se encontraba aquí el Jardín de las Ocho Calles, éstas estaban cubiertas de enramados en forma de bóvedas y se cruzaban en una plazoleta central. 


Detalle del Jardín Ochavado de los Jardines del Palacio del Buen Retiro en la Topographia de la Villa de Pedro de Texeira. 1656
 
Felipe V, que inauguró la dinastía de los Borbones en el trono hispánico, promovió una profundísima reforma en el Buen Retiro que no llegó a realizarse. Robert de Cotte, arquitecto de Luis XIV, abuelo de Felipe V, trazó un proyecto muy ambicioso y prácticamente irrealizable, del que tan sólo se llevó a la práctica el Parterre, que sustituyó al Jardín de las Ocho Calles y que, con algunas modificaciones, es el que ha llegado hasta nosotros.

 
Robert de Cotte. Proyecto para el nuevo palacio y jardines del Buen Retiro. 1707
 
 El famoso ahuehuete o ciprés calvo, el árbol más antiguo de Madrid, es un superviviente del jardín del siglo XVII, que resistió al trazado geométrico del Parterre y a la ocupación napoleónica, al igual que el estanque del lado norte, que podemos ver en la Topopgraphia de la Villa de Pedro de Texeira (1656).

El muro de contención que se encuentra en la cabecera del jardín, con fuentes y una escalinata que termina en mirador se añadió a mediados del siglo XIX. Entonces se recreó el dibujo de los setos recortados. Más tarde se añadieron los monumentos y finalmente el Parterre fue remodelado de nuevo tras la Guerra Civil, aunque sin variar el esquema general.

Nadie como Ramón ha sabido captar y transmitir por escrito el espíritu de este jardín de estilo francés:

El Parterre del Retiro tiene una frialdad arquitectónica como de una obra hecha con demasiada técnica literaria. El Parterre está trazado con tiralíneas, valiéndose también el jardinero creador de la escuadra y el cartabón.

Un salón-jardín con todos sus verdores muy ordenados y los macizos, como muebles, muy artísticamente distribuidos.

El Parterre va todos los días a la peluquería y huele a loción, y se ve cómo le apuran el corte de la nuca.

Ramón Gómez de la Serna. Fragmentos del capítulo “El Parterre del Retiro” de su recopilación Elucidario de Madrid. Renacimiento. Madrid, 1931

martes, 29 de octubre de 2013

Arquitectura racionalista en Santander: el Club Naútico


A mediados de la década de los 20 del siglo pasado llegó el racionalismo arquitectónico a España, en clara oposición a la tradición historicista y regionalista dominante hasta entonces. Los arquitectos jóvenes que se adhirieron a esta corriente internacional propusieron edificios prácticos, dignos y económicos, capaces de dar solución a los problemas de la ciudad contemporánea.
Uno de los arquitectos que se incorporaron al racionalismo en los años inmediatamente posteriores fue el cántabro Gonzalo Bringas Vega, que había caminado antes por senderos muy diferentes en las tres primeras décadas del siglo XX: era coautor del Palacio Real de la Magdalena en Santander, y responsable de un buen número de edificios regionalistas de estilo montañés. Sin embargo, el Club Marítimo de Santander, proyectado y construido por Bringas en 1934, es un brillante ejemplo de arquitectura racionalista, en el que percibimos claramente la influencia de Le Corbusier.
El edificio se levanta sobre pilotes de hormigón armado por encima del mar, junto al espigón de Puertochico, con el que le comunica una corta pasarela.
  
Su aspecto de transatlántico blanco anclado en el puerto es común a otros clubes náuticos de la época y desde tierra se confunde entre los barcos deportivos.


 
 
Es un edificio ante todo funcional, con volúmenes nítidos y geométricamente simples, y una gran desnudez decorativa. El Real Club Náutico de Santander rompe con la simetría axial y propone un juego muy rico entre las horizontales dominantes y la nítida verticalidad del torreón.
 

 
Las fachadas son diferentes entre sí: más urbana la que mira a tierra y con grandes ventanales horizontales y terrazas abiertas las tres que dan al mar.
 Nota: fotos de Francisco Juez (agosto de 2012)

 

miércoles, 16 de octubre de 2013

La alcazaba de Smara


Hasta hace poco más de medio siglo, el pueblo saharaui ha sido nómada, por lo tanto, la arquitectura era para los habitantes del desierto completamente innecesaria e incompatible con su forma de vida. Sin embargo, en la ciudad santa de Smara se encuentra una importante edificación, la más antigua del Sahara Occidental, debida a un hombre realmente extraordinario. Se trata de la alcazaba erigida por iniciativa del sheij (es decir, jeque, o guía espiritual) Ma al-Aynin, en realidad llamado Muhammad Sid al-Mustafa, pero conocido por el sobrenombre que le puso su madre y que puede traducirse como Agua de los Ojos.

 
Puerta occidental de la Alcazaba de Smara (julio de 2013)

 Ma al-Aynin nació hacia 1830, seguramente en territorio del actual Mali, y era hijo de un importante señor tribal; sabemos que estudió en Marrakech y que realizó en 1858 la preceptiva peregrinación a La Meca junto a uno de los hijos del sultán, Muley Abd al-Rahman, lo que demuestra sus buenas relaciones con la corte. A su regreso al Occidente de África, poco a poco fue ganando fama de hombre santo y sabio y el sultán de Marruecos lo nombró su representante en el territorio del Sahara.

Cuentan que en 1898 Ma alAynin acampó cerca de la tumba del fundador de una de las principales tribus saharauis, la de los Arosian, llamado Sid Ahmed Larosi. Recibió importantes donaciones que le convirtieron en rico y poderoso. Y en aquel lugar, donde abundaba el junco, y por tanto, el agua, y con la colaboración de los sultanes marroquíes y el trabajo de numerosos seguidores beduinos, fundó la primera ciudad del desierto occidental, Smara, que significa precisamente “junco” en lengua hassaniya, la variedad del árabe que hablan los saharauis.


Plano del Sáhara Occidental, con la ciudad de Smara señalada 
 
Ma al-Aynin erigió un edificio que era alcazaba (es decir, residencia fortificada), y también zawiya (escuela religiosa o monasterio), en Smara, alrededor de la cual se instalaron miles de jaimas. El edificio, que fue su morada, sigue en pie, y es el principal ejemplo del escaso patrimonio saharaui anterior a los españoles, que no llegaron a controlar esta ciudad situada a más de 200 km hacia  el interior del territorio del Sahara Occidental hasta los años de la II República.

En la alcazaba de Smara Ma al-Aynin recibía en audiencia a todo el que se le acercaba y le ofrecía su sabiduría, consejo, justicia o consuelo. Todas las tribus querían emparentar con él, por lo que se casó con numerosas mujeres y fue padre de innumerables hijos. Reunió una gran biblioteca, verdadero oasis de libros en el desierto, entre los que se encontraban un buen número de obras escritas por él.

Desde Smara el sheij congregó a numerosas tribus en torno a un proyecto de sedentarización y de resistencia ante la presencia extranjera en la zona, fundamentalmente dirigida a Francia, ya que España se limitaba a controlar la costa de su territorio. De este modo, en 1910 Ma al-Aynin declaró la Guerra Santa a los colonizadores franceses, presentes en el norte marroquí y en el sur mauritano, pero ese mismo año falleció en Tiznit, donde está enterrado. Sólo tres años más tarde un batallón francés ocupó y destruyó parcialmente Smara, lo que provocó las protestas de España, ya que la ciudad se hallaba en el Sahara español.

Cincuenta años después Julio Caro Baroja dedicó a Ma al-Ainin el estudio titulado “Un santón sahariano y su familia”, dentro de su imprescindible obra Estudios Saharianos (1955), para lo cual el antropólogo entrevistó a varios hijos del jeque y a otras personas que lo conocieron, visitó Smara y estudió diversos documentos.

Letrero conmemorativo de la fundación de la mezquita de la alcazaba de Smara por Ma al-Aynin en 1898 (1316 H.) (julio de 2013)
 
La alcazaba, de planta cuadrada ligeramente irregular, con lados de unos 60 m. de longitud, mantiene sus muros exteriores, construidos con la característica piedra oscura de Smara y barro. En el centro se encuentra la zawiya, un edificio cupulado donde el sheij recibía a los visitantes, enseñaba, administraba justicia y escribía. Alrededor de él se encuentran las estancias privadas de Ma al-Aynin y de sus cuatro esposas legales, además de otras construcciones, como un hammam (baño), establos, viviendas para los esclavos, etc.

Extramuros se encuentra una mezquita inacabada, que parece evocar, de forma simplificada, la austera belleza de los oratorios almohades, rasgo no exento de connotaciones políticas. Pueden verse algunos arcos de herradura sobre pilares, todo ello de piedra vista, situados a la derecha del mihrab, que parece conservar el eco del legendario Ma al-Aynin.


Vista de la mezquita inconclusa de la alcazaba de Smara (julio de 2013)