EL PLACER DE LA CULTURA

viernes, 10 de septiembre de 2010

La leyenda árabe del Palacio Real de Madrid

En el célebre romance de Abenámar, el rey don Juan, a la vista de Granada, le pregunta:

¿Qué castillos son aquellos?

¡Altos son y relucían!

Y Abenámar responde:

El Alhambra eran, señor,
y la otra la Mezquita;
los otros los Alixares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba
cien doblas ganaba al día,
y el día que no los labra
otras tantas se perdía

En algunas versiones, Abenámar continúa de este modo:

desque los tuvo labrados
el rey le quitó la vida
porque no labre otras tales
al rey de la Andalucía.


Se trata de una adaptación de la leyenda del arquitecto asesinado para que no construya otro palacio mejor, analizada por María Jesús Rubiera, en su brillante obra La arquitectura en la literatura árabe (Hiperión, Madrid, 1981). La historia se sitúa en el reino de los lajmíes, que formaron una confederación de tribus árabes preislámicas subordinadas al Imperio Persa entre los siglos IV y V d. de C. La leyenda cuenta que un arquitecto bizantino, llamado Sinimmar construyó un maravilloso palacio para el rey lajmí al-Nu’man. María Jesús Rubiera nos ofrece la siguiente traducción del texto de Ibn al-Faqih al-Hamadani en el que podemos leer el desenlace legendario:

“Cuando el palacio estuvo terminado, al-Nu man subió a lo más alto del mismo, miró al río que estaba delante y a la tierra que estaba a su espalda, con sus peces, lagartos, gacelas, pájaros y avestruces, palmeras y campos sembrados, y dijo: Nunca he visto una construcción semejante. Sinimmar contestó entonces: Hay un ladrillo que, si se quita, todo el palacio se destruirá. El rey le preguntó: ¿Eso lo sabe alguien más que tú?. No –contestó el bizantino-, sólo lo sé yo. Y entonces al-Nu man ordenó que le arrojasen desde lo alto del palacio y el arquitecto quedó hecho pedazos.”


Existen otras versiones similares en la literatura árabe que transmiten la misma idea, con diferentes protagonistas y escenarios, pero con el mismo terrible final para el arquitecto. Además del romance de Abenámar, ya citado, tenemos un reflejo mucho más moderno de esta secular leyenda en la mitología hispánica, concretamente en el Palacio Real de Madrid.



En efecto, existe un relato, sin base histórica alguna, pero de gran interés, que se sitúa en tiempos de Felipe V. El protagonista es Giovanni Battista Sacchetti, el arquitecto italiano que adaptó el grandioso proyecto de su compatriota Filippo Juvarra al solar del desaparecido Alcázar de los Austrias por expreso deseo del monarca. La leyenda cuenta que, avanzadas las obras, el rey le pidió al arquitecto que se comprometiese a no construir otro edificio similar, pero Sacchetti se negó. Por esta razón, el rey ordenó su prisión y mandó que le sacaran los ojos y que le cortaran la lengua y los brazos para evitar que pudiera transmitir su conocimiento. La leyenda cuenta que el arquitecto falleció poco después en Palacio y que su fantasma vaga por el edificio desde entonces. Aunque en realidad Felipe V murió en 1746 y Sacchetti siguió dirigiendo las obras de Palacio y falleció casi 20 años después del rey, no deja de ser llamativa la pervivencia de la vieja leyenda árabe hasta el siglo XIX, época en la que posiblemente se recreó esta legendaria narración.



No hay comentarios: