EL PLACER DE LA CULTURA

domingo, 26 de marzo de 2023

Centenario de la Revista de Occidente

Este año celebramos el centenario de la creación de la mítica Revista de Occidente, cuyo primer número salió a la calle en julio de 1923 por 3,50 ptas. Fundada y dirigida por el filósofo José Ortega y Gasset, es una de las publicaciones periódicas españolas más importantes de la época contemporánea.

El primer número, con portada ilustrada por el artista uruguayo Rafael Barradas, incluía artículos de Pío Baroja, el propio Ortega (con un ensayo sobre la poeta francesa Anna de Noailles), el filósofo y sociólogo alemán Georg Simmel, el arqueólogo Adolf Schulten (por supuesto, con un texto sobre Tartessos), Fernando Vela, secretario de redacción de la revista, y Corpus Varga.

Primer número de la Revista de Occidente

Ortega explica en este primer número la línea editorial de la Revista:

Los propósitos de la Revista de Occidente son bastante sencillos. Existe en España e Hispano-América un número crecido de personas que se complacen en una gozosa y serena contemplación de las ideas y del arte. Asimismo, les interesa recibir de cuando en cuando noticias claras y meditadas de lo que se siente, se hace y se padece en el mundo: ni el relato inerte de los hechos, ni la interpretación superficial y apasionada que el periódico les ofrece, concuerdan con su deseo. Esta curiosidad, que va lo mismo al pensamiento o la poesía que al acontecimiento público y al secreto rumbo de las naciones, es bajo su aspecto de dispersión e indisciplina, la más natural, la más orgánica. Es la curiosidad ni exclusivamente estética ni especialmente científica o política. Es la vital curiosidad que el individuo de nervios alerta siente por el vasto germinar de la vida en torno y es el deseo de vivir cara a cara con la honda realidad contemporánea.

La Biblioteca Nacional dedica a esta publicación la exposición Revista de Occidente o la modernidad española, que se podrá visitar hasta el 4 de junio. Y la Biblioteca Regional de Madrid ha organizado dos itinerarios guiados dedicados al Madrid de Ortega y Gasset, que realizará Atacama. Más información en el Portal del Lector.

miércoles, 1 de marzo de 2023

La Casa del Cabrero, un ejemplo de vivienda marginal madrileña en torno a 1900

Explica Pío Baroja en sus memorias que “la gente pobre de la calle me parecía de más interés y más pintoresca que los burócratas y tenderos. Quizás esta idea me hizo aficionado a recorrer los suburbios” (Pío Baroja. Desde la última vuelta del camino, t. VI: Reportajes. Biblioteca Nueva. Madrid, 1948). Esta atracción por los más desfavorecidos que sentía el escritor vasco afincado en Madrid era compartida por otros escritores y artistas de la época, como Vicente Blasco Ibáñez o Ramón María del Valle-Inclán entre los primeros, o Ricardo Baroja o Gutiérrez Solana entre los segundos. Gracias a ellos, conocemos algunos aspectos de la miserable vida de la periferia de aquella capital que entraba en el siglo XX marcada por sus grandes contrastes.

En los capítulos centrales de La Busca, Manuel, el protagonista, realiza un significativo viaje desde el centro de Madrid hasta los barrios periféricos del sur. En compañía de su primo Vidal llega en ese periplo hasta los territorios en los que se mueven las gentes de los bajos fondos, entre ellos los núcleos de infravivienda situados en la acera meridional del paseo de las Acacias, entre este y el arroyo de Embajadores, al sur de la vía del ferrocarril de circunvalación, ya muy cerca del puente de Toledo.

Aquellos barrios miserables eran conocidos como las Casas del Cabrero y las Injurias, cuya ubicación concreta podemos conocer con precisión gracias al Plano de Madrid de Facundo Cañada, de 1900.

Detalle del Plano de Madrid, de Facundo Cañada. 1900 (resaltados los nombres en amarillo de las Casas del Cabrero y las Injurias

La Casa del Cabrero estaba formada por multitud de pequeños “apartamentos” de alquiler, con pésimas condiciones pero precios asequibles para los miserables vecinos de la zona. Así lo explica Julio Vargas en su informe sobre la epidemia de cólera en Madrid de 1885:

En el centro del barranco y a la mitad del ángulo que la alcantarilla y el arroyo forman y que tiene su vértice en el Paseo de las Yeserías, hay dos casas de vecindad llamadas de Cabrero, no porque este sea el apellido del propietario. En una de estas casas, que solo tiene piso bajo, se albergan seis o siete familias; pero en la otra residen 42 vecinos, que forman una población de unos noventa habitantes. (Julio Vargas. Cólera, viaje de exploración por los arrabales de Madrid (1885). La Felguera. Madrid, 2021, págs. 78-79)

Los habitantes de estas zonas marginales, situadas al sur de la vía ferroviaria de circunvalación, y, por lo tanto, dentro del Ensanche aprobado en 1860, eran ignorados por el Ayuntamiento y por la ciudad en general. Contaminantes fábricas, terrenos sin urbanizar y suciedad componían el paisaje que rodeaba a las infraviviendas. Julio Vargas describe muy bien ese ambiente:

Claro es que las dos piezas que por punto general constituyen las habitaciones de cada inquilino, no permiten a este hacerse la ilusión de que reside en un palacio; pero, dentro de las condiciones humildes de aquellos edificios, debemos reconocer que serían aceptables si la alcantarilla, el arroyo, los humos de las fábricas y la irradiación del calor que desarrolla el gasómetro no fuesen constantes y terribles enemigos de la salud en aquellos contornos” (Julio Vargas, pág. 79).

En el excelente informe de César Chicote, La vivienda insalubre en Madrid, de 1914, se incluye a la Casa del Cabrero entre las edificaciones de una planta con “un solo retrete para todas las familias”. (César Chicote. La vivienda insalubre en Madrid, memoria presentada al excmo. sr. vizconde de Eza, alcalde presidente. Ayuntamiento de Madrid, 1914, pág. 48). Además incorpora una vista aérea de la Casa del Cabrero, con algunos edificios industriales detrás, identificables en el plano de Cañada, y el perfil del Madrid histórico al fondo.

César Chicote, pág. 46

Volviendo a La Busca, Manuel deja de lado la ironía de la que ha hecho gala en capítulos anteriores y se muestra incluso conmovido cuando se sumerge en la pobreza de estos barrios marginales. Se pone de manifiesto entonces el choque entre su mentalidad obrera y el mundillo del hampa que conoce en estos barrios y con el que no se siente familiarizado:

Llamaban así a un grupo de casuchas bajas con el patio estrecho y largo en medio. Pululaba una nube de chiquillos desnudos, de color de tierra, la mayoría negros... Salieron de la Casa del Cabrero, bajaron a una hondonada, después de pasar al lado de una valla alta y negra, y por en medio de Casa Blanca desembocaron en el paseo de Yeserías. El río venía exhausto, formado por unos cuantos hilillos de agua negra y de charcos encima del barro. 


viernes, 2 de diciembre de 2022

La hostelería de Madrid en los últimos 140 años

El pasado martes 22 de noviembre la consejera de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, inauguró la exposición 'Toda una vida. 140 aniversario de Hostelería Madrid' en la ZonaZero del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, situado en Complejo “El Águila”. Ha sido una gran satisfacción para nosotros, puesto que hemos comisariado la muestra, después de recibir el encargo de la Dirección General de Patrimonio, organizadora de la exposición, que cuenta con la colaboración de la asociación Hostelería Madrid, la principal del sector. Agradecemos la presencia de la consejera en el acto, al que acudieron también la directora general de Patrimonio Cultural, Elena Hernando, el director general de Turismo, Luis Martín, Juan Antonio Aparicio, presidente de Hostelería Madrid y otras personalidades relacionadas con la cultura y con la hostelería. 


La exposición pretende destacar la importancia del sector hostelero y su capacidad de influir en la realidad madrileña desde 1882 hasta la actualidad. Además, pone el foco en la función que cumplen los locales hosteleros como espacios de reunión y celebración y como ámbitos privilegiados del ocio de los madrileños. Igualmente, se subraya el protagonismo y la relevancia de los cafés y de otros establecimientos como lugares propicios para las manifestaciones culturales de todo tipo, desde los tiempos de la Generación del 98 a los de la Movida.


El trabajo que hemos realizado a lo largo de este año, con la eficaz dirección de Sergio Martínez, jefe del Área de Difusión y Publicaciones, y de María Arranz, jefa del Servicio de Exposiciones ha dado sus frutos en forma de una exposición para la que ha sido fundamental el trabajo de los diseñadores de Estudio blg, que han creado un espacio expositivo atractivo, evocador y adecuado para mostrar los alrededor de 150 documentos y piezas. Agradecemos también las facilidades que nos han dado tanto el Archivo Regional como la Biblioteca Regional, que son los que aportan el mayor número de obras a la muestra. Hostelería Madrid también ha prestado sus documentos históricos más preciados, los que dan testimonio de los orígenes de la asociación hace 140 años. Además, Mahou y algunos locales hosteleros madrileños, en especial la Cervecería Los Gatos, nos han cedido objetos característicos que contribuyen a trasladarnos a otras épocas.

Animamos a todos los madrileños a visitar hasta el 5 de febrero de 2023 en horario de lunes a sábado de 10:00 a 20:00, domingos y festivos de 10:00 a 14:00 h. esta exposición. La entrada es gratuita.

Más información en el Portal del Lector.

La inauguración en Telemadrid.

domingo, 23 de octubre de 2022

El santuario de los libros en Zutphen, Países Bajos

Zutphen, habitada desde el siglo IX, es una de las ciudades más antiguas de los Países Bajos y una de las nueve localidades neerlandesas que formaban parte de la Liga Hanseática. Situada en la región de Gelderland, o Güeldres, junto a su muralla se libró una de las batallas más destacadas de la guerra de los Ochenta Años, con victoria española, en 1586. Pese a los avatares históricos, la ciudad conserva un precioso casco histórico, con un destacado patrimonio.

Fachada de la Broederenkerk de Zutphen

Entre los muchos monumentos de la ciudad se encuentra la Broederenkerk, iglesia gótica del siglo XIV perteneciente a un antiguo convento dominico. El templo cuenta con una elevada nave central y dos laterales más bajas, carece de crucero y su cabecera es poligonal. El interior recibe la iluminación del exterior merced a los grandes ventanales con vitrales transparentes, que se sitúan entre los arbotantes exteriores, los cuales soportan las bóvedas de crucería, decoradas con vistosas pinturas del siglo XVI. La fachada situada a los pies de la iglesia, en ladrillo visto, cuenta con una pequeña puerta de acceso y destaca por sus amplias ventanas, sobre todo en el caso de la nave central.

Vista de la nave central y la cabecera

Detalle de la cabecera

El monasterio fue habitado por los dominicos hasta finales del siglo XVI, cuando las Provincias Unidas conquistaron la ciudad a los españoles. Los protestantes siguieron utilizando la iglesia como tal, pero el complejo monástico pasó a ser propiedad pública y hoy aloja un hotel. Actualmente, el templo es la sede de una preciosa biblioteca pública municipal; continúa así la tradición del monasterio, que contó también con biblioteca y scriptorium.

Vista de la nave hacia los pies

La sala de lectura no puede ser más acogedora y a la vez monumental. Además de los libros y otros documentos, hay plantas, te puedes tomar un café, jugar al ajedrez o quedarte embelesado con las tracerías de los ventanales góticos. Es un ejemplo de las numerosas iglesias de los Países Bajos que en las últimas décadas han perdido su uso original y que han sido reutilizadas con gran pragmatismo como, bibliotecas, librerías, restaurantes, salas de concierto o pistas de patinaje. 

Puerta de la iglesia, hoy biblioteca


jueves, 29 de septiembre de 2022

Un sepulcro neoclásico para un arzobispo Borbón

La sacristía de la catedral de Toledo alberga un apabullante tesoro artístico. Presidida por el Expolio de Cristo que pintó El Greco y bajo el espectacular techo pintado por Luca Giordano, reúne otros cuadros del pintor cretense, así como de Tiziano, el Divino Morales, Tristán, Caravaggio, Van Dick y Goya, entre otros. 

Cabecera de la sacristía de la catedral de Toledo

Dentro de este gran conjunto nos detenemos en un monumento funerario que se encuentra en el lateral izquierdo de la capilla, cobijado por un arcosolio, cuyo interior está forrado de mármoles. Se trata del sepulcro del cardenal Luis María de Borbón y Vallabriga (1777-1823), obra del escultor Valeriano Salvatierra (1789-1836).

Monumento funerario del cardenal Luis María de Borbón

Don Luis María fue un gran protagonista de la historia de España en el primer tercio del siglo XIX. Hijo del infante don Luis de Borbón y de María Teresa Vallabriga, y, por tanto, nieto de Felipe V y de Isabel de Farnesio, nació en Cadalso de los Vidrios en 1777 y durante toda su infancia permaneció lejos de la corte por orden de su tío, el rey Carlos III. Se educó refinada y esmeradamente en Arenas de San Pedro, donde Goya lo retrató, como al resto de la familia. Tras el fallecimiento de su padre en 1785, completó su formación en Toledo bajo la tutela del cardenal Lorenzana en el palacio arzobispal. Emprendió la carrera eclesiástica y aprovechó la rehabilitación de él y sus dos hermanas por el rey Carlos IV, así como los planes de Godoy, para alcanzar el arzobispado de Sevilla con 22 años y el de Toledo con 23, además de recibir el capelo cardenalicio. Tras apoyar inicialmente a José Bonaparte en 1808, rápidamente se pasó al bando patriota, reconoció la Constitución de 1812 y llegó a presidir la Regencia en 1830 y la Junta Provisional Consultiva diez años después y formó parte del Consejo de Estado durante el Trienio Liberal. Falleció en 1823, poco antes del triunfo de Los Cien Mil Hijos de San Luis, que restituyeron a Fernando VII sus plenos poderes.

Detalle de la escultura del cardenal y arzobispo don Luis

El monumento fue esculpido en alabastro por el toledano Valeriano Salvatierra, hijo del escultor de la catedral primada, Mariano Salvatierra. Formado en Roma con Canova y Thorvaldsen, realizó el sepulcro de don Luis en la ciudad eterna en 1824. Poco después, Salvatierra realizó el sepulcro de la condesa de Chinchón, hermana del arzobispo, en la capilla del palacio de Boadilla del Monte. Valeriano fue escultor y profesor de la catedral de Toledo, teniente director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, escultor de cámara destinado a la restauración de las esculturas del Real Museo de Pinturas y autor de las doce estatuas alegóricas del primer cuerpo de su fachada occidental.

El monumento es un buen ejemplo de la escultura funeraria neoclásica española. En la parte inferior del conjunto se encuentra el sarcófago, apoyado en unas garras de león. Sobre él se eleva la estatua del arzobispo y cardenal arrodillado en oración; en la parte superior aparece en relieve el escudo cardenalicio y ambos lados del religioso dos genios, uno sostiene el báculo de don Luis y el otro la cruz pastoral. Con una composición triangular, el grupo destaca por su serena frialdad y sus nítidas texturas.


martes, 16 de agosto de 2022

Machado en Cervantes

En el corazón histórico de Segovia, en plena calle de Cervantes, se encuentra la librería que lleva el nombre del universal escritor nacido en Alcalá de Henares. Se trata de un establecimiento familiar fundado en 1906 por Cándido Herrero Bernal, librería especializada en temas segovianos y papelería, que subsiste en la antigua calle Real, cada vez más “reservada” a los turistas.

Desde hace más de un siglo la Cervantes es un referente cultural en la ciudad y a su escaparate se han asomado muchos de los innumerables viandantes que han recorrido el eje que une el Azoguejo con la Plaza Mayor a lo largo del tiempo. Entre ellos, el poeta Antonio Machado, cuando vivió en la ciudad castellana, entre 1919 y 1932. Su domicilio se encontraba en la calle de los Desamparados y, de camino al Instituto General y Técnico (actual IES Mariano Quintanilla), en el que daba clases de francés, se detenía ante la fachada de la librería Cervantes.

La etapa segoviana de Machado, previa a su instalación en Madrid, fue de una gran creatividad literaria y el poeta se convirtió en uno de los protagonistas de la intensa vida cultural de la ciudad en aquellos años. Entre los muchos homenajes a la memoria del escritor sevillano en Segovia, destaca el encargado por la librería Cervantes a José Luis López Saura en 2019. Se trata de un retrato de Machado en forma de silueta en la fachada del establecimiento. De perfil, el poeta lleva bastón y un ejemplar del diario Adelantado de Segovia en el bolsillo de su chaqueta; junto a la figura, un sencillo letrero explica el sentido del bonito homenaje.


domingo, 5 de junio de 2022

El arte como expresión del poder: el mimbar de la Mezquita de los Andalusíes de Fez

El pasado 24 de mayo se inauguró oficialmente la exposición En torno a las Columnas de Hércules. Las relaciones milenarias entre Marruecos y España en el Museo Arqueológico Nacional. Se trata de una muestra organizada conjuntamente por ambos países, concretamente por el Ministerio de Cultura y Deporte, el Museo Arqueológico Nacional, Acción Cultural Española y la Fondation Nationale des Musées du Royaume du Maroc.

La exposición pone de manifiesto las relaciones entre las dos orillas del Estrecho a lo largo de la historia, desde el Paleolítico hasta comienzos de la Edad Moderna. Y lo hace a través de más de 300 piezas procedentes del Museo Arqueológico Nacional y de cinco museos marroquíes, además de una obra singular del Museo del Prado. La muestra, comisariada por Eduardo Galán Domingo, jefe del Departamento de Prehistoria del MAN, y por el Abdelaziz El Idrissi, director del Museo Mohamed VI de Arte Moderno y Contemporáneo de Rabat, está organizada en capítulos históricos ordenados cronológicamente.


Es una gran oportunidad para reflexionar sobre los vínculos históricos entre los dos países y una ocasión única para disfrutar de extraordinarias piezas que se conservan en los museos marroquíes, como los bronces romanos de Volubilis y otros yacimientos norteafricanos, así como un variado conjunto de obras almorávides, almohades y, sobre todo, meriníes. Además, el Museo ha organizado visitas guiadas a la exposición.

Entre las obras islámicas procedentes de Marruecos queremos destacar un conjunto de paneles de madera tallada procedentes del mimbar de la Mezquita de los Andalusíes de Fez, el más antiguo de los conservados en Marruecos.  El mimbar es una especie de púlpito escalonado, de perfil triangular, desde el cual el imán dirige el sermón a los fieles en el interior de la mezquita.

Panel del almimbar de la Mezquita de los Andalusíes de Fez de época zirí (año 979).

Se exponen tres piezas de madera de cedro talladas y policromadas, pertenecientes al respaldo del citado mimbar, que pudimos ya contemplar hace 30 años en la Alhambra en la exposición Al-Andalus: las artes islámicas en España, organizada por The Metropolitan Museum of Art de Nueva York y el Patronato de la Alhambra y Generalife (18 marzo-19 junio 1992). En la exposición de Granada se mostraron también otros dos paneles longitudinales procedentes de la parte superior de los laterales del mismo objeto.

Los tres paneles, procedentes del Musée Batha de Fez, son un magnífico testimonio de las luchas de poder que tuvieron lugar en el territorio del actual Marruecos entre dos grandes dinastías musulmanas que se atrevieron a confirmar desde el punto de vista teórico la realidad de la división política en el seno del islam y crearon sendos califatos a comienzos del siglo X (de la era cristiana). Me refiero a los fatimíes de Egipto, shiíes, y los omeyas cordobeses, sunníes.

Panel del almimbar de la Mezquita de los Andalusíes de Fez de época omeya (año 985).
Remate superior del respaldo

El mimbar fue construido por orden del emir Bulukīn ibn Zīrī, vasallo de los fatimíes en el año 979 (369 de la Hégira). Los ziríes, originarios de la Cabilia, habían creado un emirato en ʾIfrīqiyā (actual Túnez), subordinado a los fatimíes, pero a finales del siglo X llegaron a ocupar Fez, ciudad clave para el control del Magreb. Las mezquitas fatimíes carecían de alminar, lo que favoreció el desarrollo del mimbar como símbolo de su dominio, lo que explica la decisión de Bulukīn de encargar un púlpito en la mezquita fundada por los exiliados andalusíes en el siglo IX en Fez.


Panel del almimbar de la Mezquita de los Andalusíes de Fez de época omeya (año 985).

Cuando los Omeyas recuperaron el control de la ciudad en el año 985 (375 de la Hégira) destruyeron los dos paneles superiores del respaldo del mimbar, que, sin duda, incluían textos con el nombre del califa fatimí y fórmulas y bendiciones shiíes, y los sustituyeron por otros con una nueva inscripción conmemorativa con el nombre de Almanzor; además, el respaldo original fue enviado como trofeo a Córdoba. Posteriormente, en el siglo XIII, el mimbar fue remodelado por los almohades. Henri Terrasse fue el primer investigador que supo desentrañar la complicada y apasionante historia de este mueble.

En la exposición del MAN se muestran los tres paneles del respaldo del mimbar, uno, de forma rectangular y decorado con semicolumnas (parecen lomos de libros colocados en un estante), encargado por los ziríes, y los otros dos, uno rectangular y otro, el superior, rematado en semicírculo, pertenecientes a la reforma omeya del respaldo. Los paneles están decorados con bellos motivos vegetales y geométricos. Más de un siglo después de la reforma omeya del mimbar, ʽAlī ibn Yūsuf Yúsuf, segundo emir almorávide, construyó uno nuevo en la misma mezquita, sin duda para poner de manifiesto la soberanía almorávide sobre Fez.


viernes, 29 de abril de 2022

Visita virtual a la exposición YO ME BAJO EN LA PRÓXIMA. 150 AÑOS DEL PRIMER TRANVÍA EN MADRID

En el Portal del Lector ya se puede visitar de manera virtual la exposición Yo me bajo en la próxima. 150 años del primer tranvía en Madrid, que tuvo lugar en la Biblioteca Regional de Madrid entre el 12 de julio y el 26 de septiembre del pasado 2021. 



lunes, 28 de marzo de 2022

Un paseo virtual por la arqueología y la historia de Madrid

Aula Virtual (https://manaulavirtual.es/) es una plataforma educativa alojada en la web del Museo Arqueológico Nacional y coordinada por María Jesús Rubio. Está destinada a docentes y escolares, pensada para que las colecciones del Museo puedan utilizarse como herramientas de aprendizaje dentro de la programación escolar. Ofrece itinerarios por el Museo adaptados para diferentes niveles académicos.


Entre los itinerarios propuestos para Bachillerato, hay uno dedicado al Madrid Arqueológico, en el que hemos participado invitados por el Museo. Nos hemos encargado de la selección de piezas y la redacción de los textos.


A través de las diferentes salas el itinerario recorre la historia de la ciudad de Madrid y su territorio circundante desde la Prehistoria.


Hemos seleccionado algunas vitrinas y dentro de ellas las piezas más significativas.


Desde la Prehistoria, viajando por la Edad del Hierro, la época de la Hispania romana y el periodo visigodo, se llega hasta al-Ándalus, el momento en el que nace Madrid como enclave militar y luego como pequeña ciudad.


El recorrido incluye también las salas de los reinos cristianos de la Edad Media y de la Edad Moderna, cuando Madrid se convierte en la corte del Imperio Hispánico, y concluye en el siglo XIX.




martes, 1 de marzo de 2022

El ábside de la iglesia de San Antolín de Baillo

Las Merindades de Castilla reúnen casi un centenar de edificaciones románicas. Muchas de ellas son obras humildes y populares, enclavadas en bellos parajes, como la iglesia de San Antolín de Baillo, fechada a finales del siglo XII o principios del siglo XIII, cronología propia del románico tardío y conservador de las áreas apartadas. Baillo es una minúscula población ganadera situada en la denominada merindad de Cuesta Urria, en la falda septentrional de la sierra de la Tesla, de imponentes crestas calcáreas. Pese a su humildad, la localidad aparece mencionada en algunos documentos medievales. 

Sobre un altozano que domina el pequeño caserío se encuentra una modesta y encantadora iglesia románica de una sola nave rectangular y ábside, que es el elemento más destacado al exterior. Consta de un tramo recto y otro semicircular, construidos con buena sillería. Presenta una ventana en la cabecera, a modo de aspillera, pero que posteriormente se cerró, tal vez cuando se colocó el retablo. Sus muros fueron recrecidos en algún momento, como se puede apreciar a simple vista. Pero la primitiva cornisa se reutilizó y se colocó sobre el recrecimiento de los muros. Cuenta con un bocel y una serie de canecillos decorados, con una decoración muy variada. En efecto, podemos distinguir en los ellos animales, como un ciervo, un cuadrúpedo indefinido, aves y un sapo. Otro está decorado con un tonel, otro con una piña, otro con un exhibicionista masculino y otro más con una cruz patada, es decir, con los brazos más anchos en sus extremos. Algunos presentan motivos geométricos. Tratar de detectar un programa iconográfico en este ábside es una quimera, pero es muy sugerente intentar buscar un significado para estos motivos, relacionados sobre todo con la vida cotidiana y la naturaleza.

A la iglesia original se le añadieron posteriormente la sacristía en el muro norte y un almacén de grano en el lado meridional, este último posiblemente en sustitución de un pórtico, lo que le otorga una imagen muy pintoresca. Además, en la fachada oeste se le añadió un cuerpo para acceder a la espadaña. Una sencilla puerta con arco de medio punto da acceso al interior, cubierto originalmente por bóveda de cañón, sustituida después por una armadura de madera. Un arco triunfal de acceso a la cabecera y sus capiteles están decorados con un estilo similar al de los canecillos del ábside.



miércoles, 26 de enero de 2022

Taller fotográfico Paisaje de la Luz

Desde 2018 tengo el placer de impartir el curso Conocer Madrid, organizado por la Asociación Cultural Amigos del Arte "Los Caprichos", en colaboración con la Universidad Popular de Rivas-Vaciamadrid. Cuento con un grupo de alumn@s realmente fantástico, much@s de ell@s matriculad@s desde el principio.

Alternamos las sesiones teóricas en el Centro Cultural Federico García Lorca con las actividades en Madrid. El pasado 15 de enero de 2022 realizamos una sesión fotográfica en el Paisaje de la Luz, el espacio de Madrid que ha pasado a formar parte del Patrimonio de la Humanidad. Este es el resultado: Video Taller fotográfico.


viernes, 7 de enero de 2022

Iluminaciones en la sombra

La Biblioteca Regional de Madrid ha programado, como actividad paralela a la representación de la ópera La Bohème en el Teatro Real, dos itinerarios dedicados a la bohemia madrileña. La Biblioteca nos ha confiado su concepción y desarrollo, que llevaremos a cabo los días 11 y 12 de enero.

La bohemia de Madrid engloba a algunos escritores ligados al modernismo o al decadentismo posromántico de las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, noctámbulos empedernidos, rebeldes, contraculturales y, con frecuencia, sumidos en la miseria. En un itinerario por el centro de la ciudad reviviremos el ambiente de aquel “Madrid absurdo, brillante y hambriento”, como escribió Valle Inclán.

Portada de la primera edición de Iluminaciones en la sombra

Uno de los escritores que rememoraremos será Alejandro Sawa, más conocido por ser el inspirador del personaje de Max Estrella de Luces de Bohemia que como autor de novelas y otros escritos. Entre sus obras más interesantes se encuentra Iluminaciones en la sombra, un libro heterogéneo en forma de diario, publicado de manera póstuma en 1910 con prólogo de Rubén Darío. Nórdica Libros lo reeditó en 2009, año del centenario del fallecimiento de Sawa, con presentación de Andrés Trapiello.

Uno de los fragmentos de Iluminaciones que se sitúa en las calles de Madrid (también están muy presentes Londres y, sobre todo, París) es muy revelador de la sensibilidad social de Sawa, que aborda un asunto también de actualidad en nuestros tiempos:

Va ya para un mes que, al pasar por la calle de la Manzana, un amontonamiento confuso de muebles y de trapos, hacinados en mitad del arroyo por manos trémulas que trataron, sin duda, de contener un desastre, me hicieron repentina y vagamente pensar en el rayo, en la inundación, en el vendaval, en cualquiera de los gestos sañudos con que las fuerzas flagelan al hombre desde el pálido alborear de las edades; sólo que, percatado, al fin, de la realidad, vi que aquello, aquel catafalco de miseria, no era, por ejemplo, lo que se había podido salvar de un incendio ó de un temblor de tierra, sino los restos de un desahucio, lo que quedaba de un hogar ido á pique por insanas codicias de los hombres y reprensibles crueldades de la Ley…

El texto termina con una melancólica reflexión sobre los objetos y su capacidad evocadora.

…Los muebles hablan, y mientras más viejos, mejor; Ios muebles tienen alma, saben historias, dicen decires, conocen cronologías íntimas del pasado, colaboran en nuestras empresas de amores y de odios, forman parte de la familia, han sido clementes para la debilidad del anciano y del niño, han amorosamente auxiliado al guerreador en sus amargos trances de fatiga, viven, que por eso mueren también, y completan magníficamente nuestra fisonomía. Una cama no sólo es un armazón de hierros ó madera, sino un altar también. ¡Y cuántas veces un trono! Ese viejo sofá, lo que un grupo de palmeras en el desierto á la hora plúmbea del sesteo; ese cuadro de la Virgen, un eterno refugio para el duelo; el retrato del hijo, una promesa viva de inmortalidad, y esos libros amontonados, con su aspecto inerte de cosas que fueron, cosas que son, cosas que son perennemente, verbos imperiales, substantivos que son de carne y hueso, lujosos adjetivos, adverbios ágiles como articulaciones, vocablos enhiestos y altivos como luchadores dispuestos á la pelea...


domingo, 19 de diciembre de 2021

La Navidad en Madrid de hace dos siglos, como la de hoy

Entre los cuadros costumbristas del Madrid decimonónico que Mesonero Romanos nos ha transmitido encontramos algunos que se ambientan en los días de Navidad. Uno de ellos lo publicó en diciembre de 1832 con el título de El Aguinaldo y forma parte de su famoso libro Escenas Matritenses.

Como en otras ocasiones, Mesonero utiliza el recurso del yo narrador fictivo que pasea por Madrid, en este caso, con un oficial francés. En la parte final del artículo podemos leer una irónica descripción de las calles del centro y, en especial, de la Plaza Mayor, donde en aquella época se instalaba un mercadillo navideño, si bien no de figuritas de belén, zambombas y demás productos típicos, sino de viandas. Parece que los excesos alimentarios tan característicos de estas fechas no son algo nuevo:

Y si no, véngase un par de horas por esas calles de Dios, y verá cómo todos piensan de ese modo; recorra V. esas confiterías, y observarálas preñadas de obeliscos y templetes (pruebas felices de nuestra arquitectura); verá en las diversas piezas de dulces y mazapanes la imitación de la naturaleza tan recomendada por los artistas; desengáñese V.; éstos y no otros cuadros necesitamos en nuestras galerías. ¡Estatuas, pinturas, producciones raras de los tres reinos! ¡Bravo! Asómese V. a ese balcón y veralas cruzar en todos sentidos, pero sólo del reino animal y algunas pocas del vegetal, para la colación de Noche buena: en cuanto a piedras ¡fuego! cómaselas quien las quiera. Mire V., mire, V. todos esos mozos qué cargados van, pues todo lo que llevan es producto de nuestras fábricas. Vea V.; chocolate... longanizas... confitura... turrón... ¡y luego dirán que no hay industria! Pero acabemos de una vez; venga usted conmigo, y observe lo que sea digno de observar. Y no hubo más, sino que, agarrándole del brazo, di con él en medio de la plaza Mayor.

Pasmado se hallaba el bravo oficial al considerar toda aquella provisión de víveres capaz de asegurar a la población de Pekín, y bien que acostumbrado al redoble del parche o al estampido del cañón, todavía se le hacía insoportable el espantoso clamoreo de los vendedores y vendedoras de dulces y frutas; el pestífero olor de los besugos vivitos de hoy; el zumbido de los instrumentos rústicos, zambombas y panderos, chicharras y tambores, rabeles y castañuelas; el monosílabo canto de los pavos y las escalas de las gallinas, que atados y confundidos en manojos cabeza abajo, pendían de los fuertes hombros de gallegos y asturianos; el rechinar de las carretas que entraban por el arco de Toledo henchidas de cajones, que en enormes rótulos denunciaban a la opinión pública los dichosos a quienes iban dirigidos; la no interrumpida cadena de aldeanos y aldeanas, montados en sus pollinos, que se encaminaba a las casas de sus conocidos de la corte a pasar las pascuas a mesa y mantel, en justa retribución de una alcantarilla de arrope o una cestita de bollos que traían de su lugar: el eterno gruñir de los muchachos, cuál porque un mal intencionado le había picado el rabel, cuál porque un asesino le había llevado de un embrión entrambas piernas del pastor del arcabuz, o de la charrita de Belén; y en fin, el animado canto de los ciegos que entonaban sus villancicos delante de las tiendas de beber.

 

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Las yeserías mudéjares del alcázar de Medina de Pomar

Puede sorprender encontrarse en las muy septentrionales tierras de las Merindades de Burgos con algún notable ejemplo del arte mudéjar. Más aún si consideramos que, en la mayor parte de los casos, sólo se trata de restos muy fragmentarios, que apenas son un pálido reflejo de lo que fueron grandes conjuntos arquitectónicos y ornamentales. Se han ensayado diferentes explicaciones para tratar de entender la presencia de elementos claramente andalusíes en obras arquitectónicas de la Baja Edad Media en el norte peninsular, pero no es fácil llegar a conclusiones claras con respecto a un periodo histórico de gran complejidad.

Mapa de las Merindades editado por la Diputación de Burgos

La conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI contribuyó de manera decisiva a la formación del arte mudéjar por la utilización y posterior emulación de los palacios andalusíes allí existentes. La conquista del valle del Guadalquivir en el siglo XIII intensificó este proceso, de manera que permitió el nacimiento de un fenómeno artístico, que denominamos mudéjar, el cual tuvo un desarrollo propio en paralelo con el arte almohade y nazarí y con personalidad suficiente para influir a su vez en la etapa final de la arquitectura andalusí.

Los reyes castellanos del siglo XIV optaron de manera muy evidente por el arte mudéjar frente al gótico para sus palacios, sin duda porque aspiraban a emular la fastuosidad de las cortes andalusíes. El mudejarismo no se limitaba a la arquitectura y la decoración en las cortes castellanas, sino también a la forma de vida que se desarrollaba en ellas. No olvidemos que los reyes castellanos convirtieron en sus residencias los palacios musulmanes de las ciudades que conquistaban (los Alcázares de Toledo y Sevilla, por ejemplo). Pero, además, construyeron nuevos palacios que seguían la disposición y las formas decorativas de los edificios de al-Ándalus, como podemos observar en las obras de Alfonso XI en Tordesillas, de Pedro I en Astudillo y Sevilla, o de Enrique II en León, entre otros ejemplos.

Arco del desparecido palacio de Enrique II en León. Museo Arqueológico Nacional

La utilización de todos estos elementos de origen islámico potenciaba el prestigio de quienes disfrutaban de ellos y les permitía diferenciarse del común de la población, aunque nobles y eclesiásticos de las más altas jerarquías sí se permitían imitar a los reyes. Una de las grandes obras mudéjares de la nobleza castellana se oculta en el interior del poderoso volumen del alcázar de los Velasco en la villa de Medina de Pomar, que, con sus dos elevadas torres y sus altos y robustos muros, pretendía manifestar el poder de sus dueños sobre el territorio. Actualmente, después de una polémica restauración en los años 80 del pasado siglo, es la sede del Museo Histórico de las Merindades y goza de la protección que le confiere su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), al igual que el conjunto histórico de Medina y el convento de Santa Clara que se encuentra en la misma localidad.

El promotor del edificio, don Pedro Fernando de Velasco, había sido Justicia Mayor del rey Pedro I de Castilla, pero apoyó a su hermanastro Enrique durante la guerra que ambos sostuvieron. La victoria del segundo permitió a Fernández de Velasco, después de cambiar de bando, obtener grandes mercedes por su apoyo al nuevo rey, que le concedió los oficios de camarero mayor y de merino mayor de Castilla la Vieja. Además, recibió la villa de Briviesca y después la de Medina de Pomar.

Alcázar de Medina de Pomar

Para afirmar su poder, Pedro y su esposa María, hija del adelantado de Castilla, Diego Pérez Sarmiento, construyeron un imponente alcázar, pronto conocido como las Torres de Medina, edificio que hoy sigue dominando el paisaje de la villa, donde también mandaron construir un monasterio y un panteón funerario. Además, fundaron en Medina y Briviesca el mayorazgo principal de los Velasco, consolidaron su linaje y se situaron entre las más importantes familias nobiliarias de Castilla.

Torreón meridional del alcázar, donde se encuentra el salón de las yeserías

En la primera planta del alcázar se encontraban las salas nobles, entre ellas un salón rectangular, con una gran chimenea, y decorado con un friso de yeserías, hoy desaparecido casi por completo. En la actualidad sólo se conservan algunos restos de la ornamentación original en otro salón situado en el interior de la gran torre meridional. Se trata de un espacio de planta cuadrada de 10 metros de lado y de gran verticalidad, con una altura que se acerca a los 9 metros. Con seguridad, en origen el salón estaba cubierto por una rica armadura mudéjar, seguramente ochavada, o incluso, cupulada, como sugiere Elena Paulina Montero en su tesis doctoral dedicada al patrocinio arquitectónico de los Velasco. También contaba con ventanas en tres de sus lados para iluminar y ventilar la estancia. Y debemos imaginar los muros cubiertos con ricas telas. Este espacio serviría como escenario para recepciones y administración de justicia, así como para celebración de banquetes y solemnidades.

Salón de la torre meridional del alcázar de Medina de Pomar

Nos encontramos, por lo tanto, ante una estructura muy característica de la arquitectura andalusí, llamada qubba, es decir, un espacio centralizado cubierto por cúpula incluido en el interior de una forma cúbica, con connotaciones simbólicas relacionadas con la expresión del poder. La qubba también la utilizaron los reyes castellanos, como Alfonso XI y Pedro I en el alcázar sevillano, y, por extensión la nobleza y las altas jerarquías de la Iglesia hasta el siglo XVI. En este sentido, Elena Paulino, subraya el papel pionero del alcázar de Medina de Pomar en Castilla. Esta autora ha señalado que Pedro Fernández de Velasco, cuando estuvo al servicio de Pedro I, conoció en Sevilla el aalón de Embajadores del alcázar, reflejo de la qubba andalusí por excelencia, que es el salón de Comares de la Alhambra.

Sin duda, Pedro Fernández de Velasco quiso emplear esta estructura consciente de sus connotaciones áulicas. Y en este sentido, la decoración del salón debió de jugar un papel determinante. Actualmente sólo se ha conservado de manera parcial una preciosa banda horizontal de yeserías que recorre la parte superior de los muros del salón cuadrangular, pero tan sólo en el muro sur se mantiene casi completa. El trabajo con el yeso, material humilde, se realizaba desde la Antigüedad, pero fue durante la Edad Media, especialmente en el arte islámico, cuando se desarrolló al máximo su capacidad de dotar a los espacios interiores de un aspecto muy rico mediante el revestimiento de muros, vanos y cubiertas. Las yeserías se utilizaron más en Castilla y Andalucía que en Aragón; ya desde finales del siglo XII encontramos algunos ejemplos, pero fue a partir del siglo XIV cuando su uso se generalizó en los interiores de los palacios.

Yeserías del salón del alcázar de Medina de Pomar

El esquema decorativo de las yeserías de Medina se ordena a partir de arquillos angrelados y mixtilíneos, que se van alternando, sobre columnitas con sus basas y capiteles; los arcos mixtilíneos trasdosan arcos de medio punto, con celdillas en su interior, algunas con inscripciones árabes, y los angrelados están decorados con motivos geométricos y vegetales entre los que pueden leerse palabras en latín y letras sueltas. Por encima de los arcos encontramos motivos vegetales y geométricos y algunos incluyen textos en árabe. Sobre la clave de cada arco aparece un círculo en el que se muestran los escudos de Castilla y León y de Pedro Fernández de Velasco y su mujer María Sarmiento, señores de Medina de Pomar y Briviesca en la segunda mitad del siglo XIV, lo que sirve para fechar los trabajos, así como para atribuirlos al patrocinio de estos nobles, Los escudos también estaban en el exterior del torreón y en el arco de acceso a la escalera principal, por lo que eran elementos fundamentales en la misión de exaltar el poder de los constructores y dueños del edificio. La presencia del escudo real subraya la fidelidad de la familia al nuevo rey castellano, Enrique II, como hemos señalado, fundamental en el fortalecimiento de la familia Velasco. La decoración heráldica es un elemento que no tiene que ver con lo andalusí, por el contrario, en el arte nazarí se adoptó como una influencia de los reinos cristianos.

Por encima y por debajo de los arcos corren inscripciones en letras góticas en latín y castellano, que ya fueron estudiadas y leídas por Amador de los Ríos en 1888. Estos letreros desempeñan un papel muy similar al de las inscripciones de la Alhambra, basadas en la idea de la escritura como expresión del poder. El trilingüismo presente en las yeserías no es un caso excepcional, puesto que también lo encontramos, por ejemplo, en el propio alcázar de Sevilla.  Las inscripciones árabes se refieren al poder: al-mulk  (el poder), el lema nazarí (no hay vencedor sino Dios) y al-mulk-li-llah (el poder es de Dios). Las inscripciones latinas tienen un carácter más religioso: el inicio del credo y del padrenuestro, el miserere y la petición de ayuda a la Virgen. Las escasas inscripciones en castellano conservadas no parecen tener sentido religioso.

Detalle de las yeserías

El modelo compositivo de las yeserías recuerda mucho a las del salón de Embajadores del alcázar de Sevilla, realizadas en la década de los 60 del siglo XIV bajo el auspicio de Pedro I. Elena Paulina ha señalado que los Velasco reutilizaron conscientemente el lenguaje arquitectónico del monarca depuesto y lo re-contextualizaron, sobre todo mediante un programa epigráfico con gran peso de los mensajes cristianos, utilizados en la propaganda de la causa Trastámara que señalaba a Pedro “el Cruel” como soberano impío y favorecedor de musulmanes y judíos.

Está documentada la presencia de notables minorías musulmana y judía en Medina de Pomar durante la época en la que se construyó el alcázar e incluso miembros de ambas comunidades se integraron como oficiales en la casa de los Velasco, como ha estudiado Antonio Moreno Ollero. Sin embargo, lo más probable es que los artífices de las yeserías procedieran de otros lugares, de hecho, podemos encontrar paralelismos en ellas con obras toledanas o sevillanas. En cualquier caso, a través de su qubba, ricamente decorada, los Velasco querían exhibir su poder a través de la reinterpretación de la estética andalusí que ya habían utilizado los reyes castellanos del siglo XIV.


viernes, 29 de octubre de 2021

El “misterioso” alfiz de San Tirso en Oviedo

La consolidación de la monarquía astur durante el reinado de Alfonso II (791-842) tuvo su manifestación material más palpable en la construcción de una verdadera urbs regia, en Oviedo. Estaba formada por edificios ya existentes con anterioridad, algunos reconstruidos, y otros nuevos: el palatium de Alfonso II, la basílica de San Salvador, la iglesia-panteón dedicada a Santa María, el monasterio de San Vicente, el baptisterio dedicado a San Juan Bautista, la capilla relicario de la Cámara Santa y la iglesia de San Tirso, además de los edificios episcopales.

La torre de la catedral gótica de Oviedo, con la cabecera de la iglesia de San Tirso a la izquierda

De todo el complejo sólo quedan algunos restos, algunos integrados en la catedral gótica, en especial, la Cámara Santa. De la iglesia original de San Tirso, muy próxima a la catedral, apenas se conserva el muro exterior del testero recto, construido con el aparejo de mampostería y sillarejo en las esquinas típico de la arquitectura astur, ya que un incendio en el siglo XVI destruyó la mayor parte del edificio, que además ya había sufrido diversas restauraciones. Llama la atención la presencia en la parte alta del muro de una ventana formada por tres arquitos de medio punto peraltados, de ladrillo, sobre columnas de piedra reutilizadas, con basas y capiteles corintios, los de los laterales romanos y los centrales del siglo IX siguiendo el modelo clásico. Los arcos están enmarcados por una sencilla moldura recta, que se conoce como alfiz. Dos piedras, a modo de ménsulas, colocadas sobre las esquinas del recuadro, se utilizarían como quicios para las puertecitas de madera que cerrarían la ventana.

Cabecera de la iglesia de San Tirso. Detalle del triple vano con alfiz

Lo sorprendente es que el alfiz es un elemento característico del arte andalusí, que no esperaríamos encontrar en un edificio astur de principios del siglo IX. En al-Ándalus, el alfiz más antiguo conservado lo encontramos en la remodelación de la llamada puerta de San Esteban de la Mezquita de Córdoba, de tiempos del emir Muhammad I, fechada por su inscripción entre los años 855 y 856. Es decir, el alfiz de San Tirso sería anterior al primero conocido en la arquitectura andalusí.

Detalle de la Puerta de San Esteban de la Mezquita de Córdoba

Por esa razón el triple vano de San Tirso es todavía objeto de debate, ya que, si pensamos en una influencia islámica, tendríamos que retrasar la fecha de la obra hasta el siglo X, cuando encontramos en otros edificios asturianos, como, la iglesia de San Salvador de Valdediós, de nuevo la presencia del alfiz, en este caso con una posible relación con la llegada de mozárabes al reino astur en época de Alfonso III (866-910). Ya Schlunk hace más de setenta años propuso que la triple ventana de San Tirso podría haber sido de una restauración del siglo X sobre el muro de principios del siglo IX.

Sin embargo, si seguimos considerando que el alfiz se puede datar en el reinado de Alfonso II, deberíamos concluir que no es un elemento exclusivo del arte islámico. Así lo planteó Yarza, hace cuarenta años, de manera que el alfiz podría ser un elemento hispano anterior a la presencia islámica en la Península, con origen, aunque sea de manera marginal, en la arquitectura tardorromana y visigoda. El descubrimiento de otro alfiz en la ventana superior del testero de Santa María de Bendones, otra iglesia astur de la época de Alfonso II, parecería corroborar esta hipótesis, pero no olvidemos que el edificio, que estaba en ruinas, se reconstruyó a mediados del siglo XX mediante un trabajo que plantea algunas dudas. Los ejemplos visigodos que se han señalado como precedentes del alfiz de San Tirso no están tampoco nada claros. En cualquier caso, el triple vano de San Tirso, con su alfiz, nos traslada a un pasado evocador, al oscuro mundo de la Alta Edad Media en la Península Ibérica, oscuro por el escaso conocimiento que tenemos de él, pero deslumbrante por su belleza sencilla, rudimentaria y contundente.