EL PLACER DE LA CULTURA

lunes, 30 de septiembre de 2013

Atacama en la X Semana de la Arquitectura


Atacama Servicios Culturales participa en la X Semana de la Arquitectura 2013 (30 de septiembre al 7 de octubre), invitada por la Subdirección General de Bibliotecas de la Comunidad de Madrid. En el marco de esta Semana, organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, con el lema Más arquitectura, más Madrid, las Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid han organizado, entre otras actividades, un programa de visitas guiadas que tienen por objetivo promover y difundir la arquitectura de la capital.
Nos ha correspondido preparar y realizar los siguientes recorridos temáticos, que requieren inscripción previa en las bibliotecas correspondientes:

Lunes 30, 18:30 h: Neomudéjar madrileño en el Barrio de Salamanca. Biblioteca Pública Manuel Alvar. Tfno: 917263701

Martes 1, 18:30 h: Art Decó madrileño. Biblioteca Pública Acuña. Tfno. 91 541 36 19

Miércoles 2, 18:30 h: Arquitectura histórica de los Carabancheles. Biblioteca Antonio Mingote. Tfno. 91 509 36 25

Miércoles 2, 18:30 h: Art Decó madrileño. Biblioteca Rafael Alberti. Tfno. 91 731 95 52

Jueves 3, 18:30 h: Elementos decorativos mitológicos en los edificios de la calle de Alcalá y el Paseo del Prado. Biblioteca Luis Martín Santos. Tfno. 912760231

Viernes 4, 18:30 h: Arquitectura histórica de Lavapiés. Biblioteca Pública Retiro. Tfno. 91 501 91 46

Sábado 5, 11:15 h: Arquitectura histórica de los Carabancheles. Biblioteca Luis Rosales. Tfno. 91 276 02 33

Lunes 7, 18:30 h: Art Decó madrileño. Biblioteca Pública Villaverde. Tfno. 917230194

Más información en la web de las Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid: Aquí

 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Se presentan los nuevos itinerarios de Atacama Servicios Culturales en Boadilla del Monte


El alcalde de Boadilla del Monte, Antonio González Terol, y la consejera de Empleo, Turismo y Cultura de la Comunidad de Madrid, Ana Isabel Mariño, han presentado el 24 de septiembre de 2013 el nuevo servicio de visitas guiadas a los principales monumentos de la localidad.




Panel con la ruta turística diseñada por Atacama. Palacio del Infante Don Luis

Atacama Servicios Culturales ha diseñado para el Ayuntamiento de Boadilla un  itinerario circular por el casco histórico de la localidad, con 7 hitos principales. Se trata de un recorrido que permite al visitante realizar una progresión cronológica, desde el edificio más antiguo, la iglesia parroquial de San Cristóbal, del siglo XIII, hasta el conjunto del Palacio del Infante don Luis, de la segunda mitad del siglo XVIII.

Interior de la Iglesia parroquial de San Cristóbal

Atacama, junto con la editorial Polibea, también ha diseñado paneles informativos, que el Ayuntamiento ha instalado en los principales puntos de interés turístico, así como un folleto para que vecinos y visitantes puedan realizar sus propios recorridos por la localidad y conocer mejor la historia y características de sus monumentos.

Asimismo vamos a realizar visitas guiadas gratuitas los últimos sábados de cada mes a través del casco histórico de Boadilla, que permitirán a los asistentes conocer los edificios principales el interesante patrimonio de la localidad madrileña.
El alcalde de Boadilla, Antonio González Terol, la consejera Ana Isabel Mariño y el arquitecto restaurador José Ramón Duralde durante la inauguración de la ruta turística
El Ayuntamiento, que ha reformado los monumentos más importantes de Boadilla y que está rehabilitando el Palacio del Infante don Luis, pretende con estas medidas incrementar el número de visitantes.

El próximo 27 de septiembre, Día Internacional del Turismo, Atacama realizará tres visitas guiadas extraordinarias de una duración de una hora y media aproximadamente, a las 10:30 h, a las 17:00h y a las 19:00 h. A las 21:00 h el día se cerrará con un concierto de velas ante la fachada del Palacio de Don Luis.

Beatriz García Traba junto al panel de la Iglesia de San Cristóbal

Más información:



martes, 17 de septiembre de 2013

De Recópolis a Zorita de los Canes


El rey visigodo Leovigildo fundó en el año 578 una ciudad en el centro de la Península, a la que, en honor a su hijo Recaredo, llamó Recópolis. El actual yacimiento arqueológico, muy bien preparado para su visita, nos permite recrear el esplendor de una ciudad que simbolizaba la unidad territorial del reino, lograda por Leovigildo, y el proyecto de una nueva organización estatal, con el Imperio Bizantino como modelo. Más información en:


 

 

Ubicación del Parque Arqueológico de Recópolis (Guadalajara)


 Tras la llegada de los musulmanes en el siglo VIII, Recópolis apenas modificó su estructura urbana, hecho apreciable en la mayor parte de las ciudades andalusíes de la época. La ciudad fue escenario de conflictos entre fuerzas autonomistas y centralistas, con los bereberes Banū ‘Abdūs y los indígenas hispanos en un bando, y el Emirato de Córdoba en el otro.

Finalmente, Recópolis fue abandonada en las primeras décadas del siglo IX y la población pasó a un nuevo asentamiento, muy próximo, pero en un lugar con mejor defensa natural: Zorita. La antigua ciudad real visigoda pasó a ser cantera para la flamante fundación, que se corresponde con la actual Zorita de los Canes; se situó en una elevación del terreno, protegida por el río Tajo y el arroyo Badujo.

 

Vista de Zorita de los Canes desde el camino de Recópolis
 

El nacimiento de este enclave militar tenemos que entenderlo en relación, por un lado, con la presión de Ordoño I de León desde el norte, y, por otro, con las tendencias autonomistas de la región; en ese sentido, el emir omeya Muhammad I procedió a la fundación de varias fortificaciones en la región, además de Zorita: Madrid, Talamanca, Peñafora, Calatrava, Olmos y Canales. Estos puntos estratégicos estaban muy relacionados con la necesidad de defender las zonas fronterizas y servir de base a los ejércitos emirales, así como para consolidar la capacidad fiscal del estado en el territorio.

 Zorita, la nueva fundación islámica, fue un hito material en el fortalecimiento del poder emiral en época de Muhammad I; no obstante el cronista andalusí Ibn Hayyān menciona una rebelión en Zorita, protagonizada por Sulaymān b.‘Abdūs en el 868-869/255, poco después de la creación del enclave fortificado, lo que demuestra la fragilidad del control cordobés.

 Zorita llegó a ser una de las principales ciudades del centro de la Penísula en tiempos del Califato de Córdoba, punto estratégico en el paso del río Tajo de los caminos que unían el este y el centro. Y, por cierto, los Banū ‘Abdūs, siguen apareciendo, ahora como gobernadores de la ciudad, en las fuentes históricas. En el siglo X se consolidó como núcleo urbano, con la alcazaba como recinto fortificado y centro del poder, dominante sobre el entorno. De la reforma del núcleo fortificado original realizada seguramente por Abd al Rahman III en la primera mitad del siglo X se conserva la puerta de entrada al recinto con un arco de herradura, situado entre dos torres rectangulares. Posteriormente, en el siglo XIV, esta puerta califal quedó parciamente oculta, como vemos en las fotografías, por arcos apuntados góticos.

 

Vista de la puerta occidental de la alcazaba de Zorita desde el exterior
 
 

Vista de la misma puerta desde el interior de la alcazaba

 

También del siglo X se conservan numerosos sillares del recinto de la alcazaba, especialmente en la parte inferior de los muros. Se puede observar en distintas partes de la muralla de la Alcazaba la presencia de estos sillares dispuestos a soga y tizón, es decir, que se van alternando unos por su lado más largo (soga) y otros por el más corto (tizón), muy característicos del periodo califal.

 
 

Detalle del muro de la alcazaba, donde podemos ver, sobre la roca viva, los sillares más antiguo, a soga y tizón, sobre los cuales se encuentran materiales más modernos
 
La ciudad poseía su propia muralla, más allá de la cual se ubicaban los arrabales; muy transformado, permanece también en pie este segundo cinturón murado de Zorita del que apenas en la parte inferior podemos apreciar sillares califales. La puerta principal de la ciudad conserva dos capiteles visigodos procedentes de la cercana Recópolis. Ha desaparecido sin embargo un puente califal sobre el Tajo, mencionado en las crónicas andalusíes.

Tras la caída del Califato, Zorita pasó a formar parte de uno de los principales reinos de Taifas, el de los Banū Dīl-Nūn, que tenían su corte en Toledo. Todo el territorio del centro peninsular, Zorita incluida, se incorporó al reino cristiano de Castilla en torno a 1085. En los siglos posteriores, sobre todo en el XIII y en el XIV, Zorita, bajo el dominio de la Orden de Calatrava, sufrió cambios importantes: el castillo se reformó y se redujo de tamaño y en su interior se construyeron nuevas dependencias, entre ellas una interesante iglesia románica tardía.

 

Iglesia de la alcazaba de Zorita
 


 

 

lunes, 9 de septiembre de 2013

Un mausoleo neoegipcio en el Cementerio Británico de Madrid


Entre los historicismos de los siglos XIX y XX, es decir, los estilos arquitectónicos que imitan o evocan de manera ecléctica y libre las formas del pasado, destaca por su llamativo exotismo la arquitectura neoegipcia. La fracasada campaña de Napoleón en Egipto entre 1798 y 1801, puso al alcance de la mano de los europeos las maravillas ocultas del país del Nilo, dio un gran impulso a la Egiptología, pero también inició una moda que se reflejó en la arquitectura del viejo continente. A partir de entonces se realizaron en todo el mundo imitaciones casi arqueológicas junto a otras verdaderamente delirantes, resultados armónicos y otros que cayeron en el kitsch más estridente.

En España no son muy numeroso los ejemplos que podemos asociar a esta egiptomanía, y en ocasiones se limitan a ciertos detalles arquitectónicos, tanto en edificios historicistas eclécticos como en obras de estilos más innovadores, como el art-decó. Los encontramos a lo largo de todo el siglo XIX y en la primera mitad del XX. La vinculación casi automática que hacemos entre el antiguo Egipto y el mundo funerario explica que los ejemplos más destacados los hallemos en algunos mausoleos, como el de la familia García Nieto en el Cementerio de San Lorenzo de Madrid o el de los Llovera en el Cementerio General de Valencia.

Posiblemente el más interesante lo encontramos en el Cementerio Británico de Madrid. Este camposanto, creado, tras años de negociación entre el Gobierno de Gran Bretaña y el Ayuntamiento de Madrid, en 1854, se encuentra en la actual calle del Comandante Fontanes, muy cerca de la calle del General Ricardos, y conserva su estilo inglés.





El cementerio nació para enterrar a los cristianos no católicos, que no eran admitidos en aquellos tiempos en las necrópolis existentes, y estaba gestionado por residentes británicos en Madrid. Con el paso de los años se fue dando sepultura también a personas de otras nacionalidades y credos, como luteranos, ortodoxos y judíos, que tenían prohibido enterrarse en cementerios civiles. Para más información: http://www.britishcemeterymadrid.com/spanish/index.php


 Destaca en el pequeño Cementerio Británico el panteón de los Bauer, construido en 1907 por Fernando Arbós y Tremanti. Es de forma cúbica y está coronado por una pirámide y sus pilastras, columnas, capiteles (palmiformes y campaniformes), su cornisa en forma de gola, sus formas arquitrabadas, sus relieves y detalles decorativos remiten indiscutiblemente a la arquitectura egipcia, dentro de un armónico eclecticismo, propio de Arbós. El juego de volúmenes, la riqueza de pilastras, cornisas, molduras y remates, la planitud del relieve y la asimetría de los detalles ornamentales nos sitúan ante una muy interesante y personal versión de la egiptomanía de principios del siglo XX.



Fernando Arbós, nacido en Roma y de madre italiana y padre español, es el autor de destacados edificios en Madrid, como la Sala de las Alhajas de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad, en la madrileña plaza de San Martín, o las sucursales de la misma entidad en la calle de Eloy Gonzalo y de la ronda de Valencia, hoy Casa Encendida. También realizó el cementerio del Este, y el conjunto del Panteón de Hombres Ilustres y la Real Basílica de Atocha, construido parcialmente, y la iglesia de San Manuel y San Benito. Asimismo fue arquitecto del Museo del Prado y en él realizó importantes reformas y ampliaciones.




Arbós fue contratado por los Bauer, familia judía de origen centroeuropeo, para erigir su panteón funerario. Fueron agentes de los Rotshchild en España desde mediados del siglo XIX y gestionaron sus inversiones en empresas como Minas de Riotinto, Minas de Peñarroya o el Ferrocarril Madrid-Zaragoza-Alicante. También trabajaron para el gobierno español, especialmente durante la Restauración borbónica, para quien obtuvieron financiación en el exterior. En tres generaciones alcanzaron una gran riqueza e influencia en España; su palacio de la calle de San Bernardo de Madrid (actual nº 44) o la finca de El Capricho, que compraron a finales del siglo XIX a los Osuna, son buenas muestras de su poder.

lunes, 2 de septiembre de 2013

El Camino del Inca. De Cuzco al desierto de Atacama


Hemos recibido de parte de nuestro amigo el arqueólogo chileno Horacio Larraín un video de inestimable valor sobre las excavaciones que se están realizando en el norte de Chile para recuperar el Camino del Inca.

Horacio Larraín. Julio de 2013

El imperio incaico abarcaba 2 millones de km cuadrados entre el océano pacífico y la selva amazónica, y desde San Juan de Pasto hasta el río Maule por el sur. Desde el Cuzco (capital del imperio) partían caminos hacia los cuatro puntos del Tahuantinsuyu:   Chinchaysuyu al norte, Collasuyo al sur, Antisuyo al este y Contisuyo al oeste. Posteriormente, para facilitar el movimiento de mercancías y tropas la red de caminos se fue ampliando hasta cubrir toda la extensión del imperio.

Por la costa, una pista con suelo firme, allanado y limpio de arena corría desde Túmbez  hasta el cauce del río Maule (sur de Chile en la región del Collasuyo). Unas estacas de madera con unas cuerdas atadas marcaban el rumbo por si la arena cubría o desdibujaba el camino. Los caminos de la sierra se adaptaban a la orografía y los desniveles eran salvados con escalones. Al no utilizar la rueda ni animales de carga, no había obstáculos para los rápidos corredores o chasquis que llevaban las noticias por todo el imperio. Los desniveles y ríos se salvaban con puentes. Un vigilante controlaba de manera constante el buen estado de la vía y el paso de viajeros.

Los caminos eran fundamentales para mantener el poder político del inca, ya que toda una red de chasquis (correos) transportaba a lo largo del reino las noticias y órdenes se que emitían, permitiendo así el buen gobierno de tan vasto territorio. Los chasquis poseían tambos o pequeñas postas en las que obtenían alimento y eran relevados por otros corredores que llevaban el mensaje hasta el siguiente tambo. Las noticias se transmitían a través del quipu, ingenioso sistema nemotécnico realizado con cuerdas de distintos tamaños y colores que portaban mensajes tanto de carácter administrativo como militar. El tiempo empleado para recorren las distancias más largas duraba entre 5 y 10 días.
Quipucamayoc. Felipe Guamán Poma de Ayala. Nueva crónica y buen gobierno
 El cronista Polo de Ondegardo lo relata así:

“Tuvieron estos indios en tiempo del Inca otro tributo que parece fácil y era de mucho trabajo por ser ordinario y continuo y era, que en todos los caminos reales de Quito hasta Chile y más adelante por la gobernación hasta donde el Inca conquistó y puso las fronteras por la sierra y por los llanos y en muchas travesías, principalmente donde había fronteras tenían puestos chasquis cada uno por su tierra, que son unas casillas en cada topo, que es como de nuestra media legua y media, que no son mayores de cuanto es menester para estar dos indios en cada una; de manera que en cada topo había cuatro indios ordinarios de noche y de día que servían de postas, los cuales se mudaban cada mes y proveían las comarcas como caían cada uno en su parte. El oficio de estos era llevar la palabra del Inca desde el Cuzco adonde él quería enviarla y traerla de los gobernadores, de manera que pudiese saber breve lo que él quería de toda la tierra, y hacíase de estar forma, que si el Inca quería mandar algo a algún gobernador, se lo decía al primer chasqui, y luego a toda furia salía corriendo, y sin parar andaba la legua u media, y antes que llegase al otro alzaba la voz y decía que ser apercibiese, y empezaba a decir su embajada y a que provincia iba dirigida, de manera que en llegando sin tenerse, salía otra, porque a los que les cabía de correr velaban, de suerte que nunca estaban desapercibidos y el recado en esto era tan grande y la furia de las postas, que afirmaban que desde el Cuzco hasta Quito, que son quinientas leguas y la mayor parte tierra muy áspera, cuanto más tardaban de ida y vuelta eran veinte días” (Polo de Ondegardo. El mundo de los Incas. Madrid: Historia 16, 1990. pag. 92) 

 Aquí dejamos el enlace a la entrevista en que Horacio explica cómo se va recuperando poco a poco el camino incaico y la importancia que tiene para el desarrollo de las comunidades indígenas del desierto de Atacama.

Entrevista a Horacio en la televisión local de Iquique: