EL PLACER DE LA CULTURA

jueves, 14 de junio de 2012

Pedro de Urdemalas en Florencia

Pedro de Urdemalas es un personaje de ficción, de raíz folclórica, que aparece en diversos textos literarios españoles y latinoamericanos desde finales de la Edad Media hasta época moderna. Escritores de la talla de Juan del Encina, Lope de Rueda, Cervantes, Lope de Vega o Quevedo lo han acogido en sus textos. Actualmente es más conocido en algunos países de América que en España, su país de origen.

Quizá la primera obra en la que Urdemalas aparece plenamente conformado como personaje literario es el Viaje a Turquía, relato fechado en 1557 y que se atribuye a Cristóbal de Villalón, Andrés Laguna, Juan de Ulloa Pereira y otros. A través de sus páginas, su protagonista, Pedro de Urdemalas, relata sus desventuras, que empiezan en Italia, siguen por las aguas del Mediterráneo, donde los turcos le apresan, y continúan en Turquía, hasta que logra evadirse del cautiverio para proseguir con un itinerario lleno de peripecias.

En primer plano, a la izquierda, el Baptisterio de San Juan Bautista y al fondo la Catedral de Santa Maria del Fiore, con el campanile a la derecha. Florencia. Foto de Francisco Juez

Aunque el autor del Viaje a Turquía, relato plagado de observaciones agudas y curiosidades varias, no es muy proclive a referirse a las obras de arte, es muy interesante el comentario que hacen dos de sus protagonistas en relación con los mosaicos del Baptisterio de San Juan Bautista en Florencia. A continuación incluimos el díálogo entre Pedro de Urdemalas y Mátalas Callando, tal como se reproduce en la edición de Antonio G. Solalinde y cuya versión completa puede verse en el siguiente enlace.

En él, Urdemalas describe brevemente el magnífico edificio poligonal, construido en la Alta Edad Media y redecorado en el siglo XIII y en el Renacimiento y situado junto a la Catedral. Realiza una breve alusión a sus maravillosas puertas de bronce, pero se detiene especialmente en los aspectos técnicos de los mosaicos del siglo XIII que cubren todo el interior de la cúpula, tal vez lo más llamativo del edificio a ojos de un castellano de 1557.

Vista general del interior de la cúpula del Baptisterio de San Juan. Florencia. Foto de Javier Zamanillo

He aquí el texto del Viaje a Turquía:

PEDRO.-. Luego fui en Florençia, çibdad, por çierto, en bondad, riqueza y hermosura, no de menos dignidad que las demás, cuyas calles no se pueden comparar a ningunas de Italia. La iglesia es muy buena, de cal y canto toda, junto a la qual está una capilla de Sant Juan, donde está la pila del baptismo, toda de obra musaica de las buenas y costosas pieças de Italia, con quatro puertas muy soberbias de metal y con figuras de vulto.

MATA.-¿Qué llaman obra musaica?

PEDRO.-Antiguamente, que agora no se haze, usaban hazer çiertas figuras todas de piedreçitas quadradas como dados y del mesmo tamaño, unas doradas, otras de colores, conforme a como era menester.

JUAN.-No lo acabo bien de entender.

PEDRO.-En la pared ponen un betún blanco.

JUAN.-Bien.

PEDRO.-Y sobre él asientan un papel agujerado con la figura que quieren, que llaman padrón, y déxala allí señalada. Ya lo habréis visto esto.

JUAN.-Muchas vezes los brosladores lo usan.

PEDRO.-Ansí, pues, sobre esta figura que está señalada asientan ellos sus piezezicas quadradas, como los vigoleros las taraçeas.

JUAN.-Entiéndolo agora muy bien. ¿Pero será de grandíssima costa?

PEDRO.-En eso yo no me entremeto, que bien creo que costará.

MATA.-Muchas vezes había oído deçir obra musaica, y nunca lo había entendido hasta agora; y apostaré que hay más de mill en España que presumen de bachilleres que no lo saben.


Detalle de la cúpula del Baptisterio de San Juan, con el Pantocrator que se encuentra sobre el ábside. Foto de Javier Zamanillo