EL PLACER DE LA CULTURA

miércoles, 16 de agosto de 2017

Galdós en Florencia

En el verano de 1888 Benito Pérez Galdós realizó un viaje por Italia en compañía de su amigo José Alcalá Galiano, por entonces cónsul español en Newcastle. Ambos recorrieron Turín, Milán, Verona, Venecia, Padua, Bolonia, Florencia, Roma y Nápoles. En el otoño de aquel mismo año Galdós publicó en el diario bonaerense La Prensa una serie de crónicas del periplo italiano, que también resumió en sus Memorias de un desmemoriado (1915-1916). De esta obra rescatamos un fragmento que se refiere a la opinión del escritor canario sobre Florencia como ciudad del arte por excelencia.
Una escena en la Loggia dei Lanzi le sirve al autor de Fortunata y Jacinta para expresar esta idea:

Sigue por diversas calles, donde puedes admirar hermosas estatuas, que en Florencia las calles son museos admirables, y pasito a paso llegarás a la la plaza de la Signoria, donde verás la famosa Loggia dei Lanzi. ¡Oh, qué maravilla! ¡Qué prodigio de arte! Bajo unas arcadas sostenidas por columnas de piedra, se ven obras estupendas como el Perseo, de Benvenuto Cellini, El Robo de las Sabinas, de Baccio Bandinelli, y otras obras de la antigüedad y del Renacimiento. Cuando mi amigo y yo entrábamos en la Loggia empezó a llover, y todos los chiquillos que en la plaza vendían fósforos y periódicos, así como los pobres vendedores de golosinas, corrieron a guarecerse bajo las arcadas, donde existe a la intemperie uno de los más bellos muscos del mundo. Y aquí se ve lo extraordinario y peregrino del caso. Entre las bellas estatuas juegan los chiquillos traviesos y toda la pobretería de la ciudad, sin que en el curso de los siglos se advierta en los mármoles y bronces el menor deterioro, ni una rotura ni un rasguño. Y es Florencia el pueblo único donde existe, no sólo el respeto, sino el culto del arte, así en la aristocracia entonada como en la plebe mísera. 



















No hay comentarios: