EL PLACER DE LA CULTURA

domingo, 18 de febrero de 2018

El misterioso Manuscrito Voynich

El martes 13 de febrero se presentó en el Instituto Geográfico Nacional la edición del facsímil del Manuscrito Voynich, considerado el códice más misterioso de la Historia. El IGN ha sido la primera institución española en adquirir un ejemplar de esta réplica editada por la empresa burgalesa Siloé, que ha conseguido en exclusiva los derechos de reproducción de la Universidad de Yale, que guarda el original en su mítica  Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos.
Pablo Molinero, uno de los socios de Siloé, explicó en el salón de actos del IGN que han realizado una tirada de 898 ejemplares con una calidad extraordinaria, de manera que puede considerarse más una réplica que un facsímil, ya que reproduce no sólo la imagen del original, sino la textura de la vitela sobre la que está escrito, e incluso el sonido de sus páginas cuando se pasan con la mano. En efecto pudimos comprobar estas características al hojear y ojear uno de los ejemplares durante la presentación. 


El Manuscrito Voynich está escrito en una lengua desconocida, que hasta el momento nadie ha podido descifrar, pese a que son muchas las personas que en todo el mundo llevan años intentándolo. El texto está ilustrado con imágenes de una calidad pictórica modesta, con un estilo algo infantil, tan desconcertantes o más que la propia escritura. Se trata de plantas fantásticas, constelaciones desconocidas y mujeres desnudas bañándose en una charca verde. Todo ello ahonda en el misterio Voynich.


El carbono 14 ha permitido fechar tanto la vitela como la tinta y los pigmentos en el siglo XV. El descubridor del manuscrito fue Wilfrid M. Voynich, un bibliófilo lituano de origen polaco con una biografía apasionante, que en 1912 adquirió a los jesuitas en Villa Mondragone, al sudeste de Roma, unos 30 manuscritos y libros antiguos, entre ellos el que nos ocupa. El manuscrito incluye una carta adjunta, fechada en 1665, escrita por el rector de la Universidad de Praga, Johannes Marcus Marci, en la que se indica que el manuscrito había pertenecido al emperador y gran coleccionista Rodolfo II y que el posible autor era Roger Bacon, aunque la cronología del franciscano, que vivió en el siglo XIII, no coincide con la datación del carbono 14. Podría, no obstante, ser el manuscrito una copia de un original más antiguo, lo que no descartaría del todo a Bacon como autor.


El texto podría estar escrito en un lenguaje desaparecido, o bien puede estar cifrado o tal vez sea un simple invento, un engaño quizás dirigido a Rodolfo II o a un propietario más antiguo. Otros aseguran que fue Voynich el que lo escribió y que sería una falisficación. Hay quien defiende la autoría de un Leonardo da Vinci niño o adolescente. E incluso hay quien apunta hacia un autor extraterrestre. Las investigaciones parecen concluir que el texto está escrito en un idioma real, que, por ejemplo, cumple la Ley de Zipf, que comparten todas las lenguas existentes.


El misterio continúa.
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Agradecemos a Resu que nos invitara a asistir a la presentación del facsímil.

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