EL PLACER DE LA CULTURA

viernes, 4 de febrero de 2011

Santa Ana, la plaza de la cerveza

La plaza de Santa Ana, indispensable en el actual Madrid, nació de la expropiación y derribo del convento del mismo nombre, llevado a cabo por José I hace 200 años. La acción del “rey plazuelas” se completó a mediados del siglo XIX con la demolición de una hilera de casas que separaba el desaparecido convento de la calle del Príncipe.

La denominación de la plaza de Santa Ana fue cambiando al ritmo de los vaivenes políticos, ya que se llamó también del Príncipe Alfonso, más tarde de Topete, posteriormente de nuevo del Príncipe Alfonso y otra vez Santa Ana. Un siglo después de su urbanización por el gran Silvestre Pérez, arquitecto del “rey plazuelas”, un ilustre periodista aragonés, Mariano de Cavia, le añadió otro nombre, el de “plaza de la cerveza”, término que bien podríamos seguir utilizando en la actualidad. Concretamente en El Imparcial de 4 de agosto de 1914 podemos leer este término en alusión a los numerosos locales dedicados a ofrecer la refrescante bebida. En los años 20, el genial Ramón Gómez de la Serna describía así la plaza de Santa Ana: “las terrazas la dominan y hacen de su jardín sitio en que apurar la rubia cerveza, que parece emanar de una fuente de juventud que brota en el jardín” (Elucidario de Madrid, capítulo IX: La íntima plaza de Santa Ana)


Fotografía de la plaza de Santa Ana. Ca. 1920. Museo de Historia de Madrid.
http://www.memoriademadrid.es/

En efecto, y pese a que la cerveza tuvo durante siglos una mala consideración en nuestro país y su consumo fue escaso, Madrid contaba ya en el siglo XIX con algunas grandes fábricas y con varios establecimientos para degustarla. Pero fue en el primer tercio del siglo XX cuando se hizo un hueco entre las preferencias de los madrileños. En este sentido, la plaza de Santa Ana fue el centro del consumo cervecero de la ciudad.

El 12 de junio de 1924, el diario El Imparcial publicó un reportaje a media página sobre la plaza de Santa Ana y sus locales especializados en cerveza. En efecto, en la página 6, junto a las noticias deportivas, que ocupaban mucho menos espacio que en los periódicos actuales, y a un cuento de René Bizet, podemos leer un interesante reportaje sin firma titulado “La alegre plaza de Santa Ana”, en el que se nos ofrece un panorama general de la misma y de algunos de sus principales establecimientos hosteleros, de los que sólo dos siguen existiendo, la Cervecería Alemana y Villa Rosa.

El reportaje se inicia con el titular “La plaza de la Cerveza” y se indica que “realmente, así debiera llamarse esta plaza de Santa Ana, una de las más alegres y bulliciosas de Madrid”, de la que se destaca su céntrica ubicación y su belleza. El artículo menciona la escultura de Calderón de la Barca, entonces situada en el centro de la plaza y desplazada décadas después por la construcción del aparcamiento subterráneo; asimismo se alude a una desparecida fuente con surtidor en forma de cuello de cisne atacado por una serpiente, obra del escultor decimonónico José Tomás que estuvo en el convento de San Felipe el Real y luego en la Castellana, al final del paseo del Cisne (hoy, calle de Eduardo Dato), que precisamente por esta fuente se llamaba así. En otro artículo de Mariano de Cavia en El Imparcial, de 18 de enero de 1917, uno de sus personajes asegura que esta imagen “representa a maravilla la Administración estrujando al Pueblo”.

Escrito en el cálido mes de junio, el reportaje menciona la fresca sombra que los grandes árboles de la plaza brindaban a los transeúntes, que hoy encuentran mayores dificultades para cobijarse del ardiente sol madrileño, algo que podemos hacer extensivo a la mayor parte de las plazas del Madrid histórico.


Tarjeta postal de la plaza del Príncipe Alfonso, fotografía de J. Lacoste. Entre 1906 y 1910. Museo de Historia de Madrid. http://www.memoriademadrid.es/

Se indica en el reportaje que era al atardecer cuando “una muchedumbre” invadía el lugar, ante el reclamo del “benéfico trasiego de la cerveza”. En efecto, la plaza reunía a “los mejores cerveceros de Madrid”, que veían cómo sus locales, tanto en su interior como en las terrazas, se llenaban de clientes, comentario plenamente en vigor.

A continuación el periodista anónimo se refiere a los principales establecimientos de la plaza:

- La Cervecería Alemana, a la que describe como un local plenamente germánico en su decoración: “un sobrio decorado, artesonados de madera y figuras alegóricas en loor del dios Gambrinus: barros auténticos alemanes”; asimismo se destaca que “la cerveza se sirve en su punto de presión y temperatura”. La Alemana había sido fundada en 1904 por hosteleros del país centroeuropeo, pero había pasado a manos españolas en tiempos de la Gran Guerra, pese a lo cual conservaba en los años 20 su aspecto original. En esa época era frecuentada por alemanes, además de por intelectuales, políticos y artistas españoles.


Anuncio de la Cervecería Alemana publicado en El Imparcial el 30/03/1904, p. 3

- El Oro del Rhin, local ya desaparecido, que tomaba su nombre de la célebre ópera de Richard Wagner, en clara referencia también a Alemania, era otra de las cervecerías de la plaza, con una bebida “de toda excelencia” y un servicio es “de lo más selecto y cuidado que existe en la corte”. El 11 de marzo de 1923 Ramón Gómez de la Serna recibió un homenaje en este local.

- Villa Rosa, fundada en 1915, era sin embargo un establecimiento “genuinamente español”. “Restaurante, colmado y cervecería” sigue existiendo en 2011, aunque con diferentes funciones. “Lugar predilecto del público madrileño”, especialmente de “los capitalistas que gusta divertirse”, un público “que riega el dinero que le sobra”. El vino y la comida eran excelentes, según el reportaje. Se incluye una fotografía de la fachada de Villa Rosa, anterior, por lo tanto a la artística decoración de 1928, donde destacan los azulejos del sevillano Alfonso Romero con paisajes madrileños y de las capitales andaluzas.


Anuncio de Villa Rosa publicado en La Correspondencia de España el 01/03/1922, p. 7

- Casa de Álvarez, “la más antigua cervecería de Madrid” y lugar en el que “se reúne la más importante colonia alemana”. Además era escenario de importantes tertulias y el lugar más destacado en cuestión de mariscos del meseteño Madrid.

- El Cocodrilo era otro local de estilo alemán, que destacaba por sus “tertulias de artistas, intelectuales y aristócratas”, como la de Bagaría y Camba o la de Beruete, duque de la Unión de Cuba, o sus comidas de peñas y clubes. Entre los “esmerados platos” que se servían excelentemente, destacaban los arenques a la marinera. Además El Cocodrilo ofrecía un exitoso “plato del día”.

Este interesante reportaje de El Imparcial que hemos comentado nos remite a la época dorada de las cervecerías de Santa Ana. Invitamos al lector a que compare la situación actual de la misma con la que nos traslada el anónimo periodista de 1924, tan iguales y tan distintas a la vez.

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