Luigi Boccherini acudió a España en 1768
desde París, al parecer siguiendo los pasos de la cantante Clementina Pelliccia,
con la que se casó al año siguiente. Por entonces numerosos músicos italianos
desarrollaban su trabajo en Madrid, donde eran muy bien considerados. Muchos de
ellos estaban al servicio de la Corte, por lo que Boccherini dirigió sus pasos
hacia ella, pero no encontró todo el apoyo que necesitaba para desarrollar su
talento.
Sin embargo, el miembro díscolo de la familia de Carlos
III, su hermano el infante don Luis de Borbón, contrató a Luigi Boccherini en
1770 como violoncelisa de cámara y más tarde como compositor de música. Hombre
ilustrado y amante de la música, don Luis introdujo a Boccherini en su
orquesta, junto a los también italianos Manfredi y Landini y el español Font.
Boccherini residió, por tanto, en el palacio del infante en
Boadilla del Monte hasta 1776, en compañía de su mujer Clementina. Allí compuso
numerosas obras, como sus Seis quintetos, Op. 11, el último de los cuales,
llamado L’uccelliera, es decir, la pajarera, estaba inspirado en los sonidos de
los pájaros que habitaban en el Monte que rodea al palacio y en la Faisanera del
mismo. El infante debía de estar encantado con el músico de Lucca, al que subió
el sueldo en 1772, de los 14.000 reales de vellón iniciales a 18.000.
Palacio del Infante. Foto de Beatriz García |
En 1776 don Luis contrajo matrimonio morganático, para
evitar poner en peligro la sucesión dinástica del hijo de Carlos III, el futuro
Carlos IV. Boccherini compuso para la boda con María Teresa de Vallabriga una
Serenata en Re Mayor, que fue interpretada en la capilla del palacio de los
duques de Fernandina en Olías del Rey. Este matrimonio desigual obligó a la
mujer del infante (y a los hijos que tuviera) a permanecer a más de 18 leguas
de Madrid, por lo que toda la familia acabó trasladándose en 1778 a Arenas de
San Pedro. Allí Boccherini siguió escribiendo e interpretando para el infante,
hasta el fallecimiento de este en 1785, año en el que también murió Clementina.
Las dos pérdidas supusieron un gran golpe para Boccherini,
que al año siguiente entró al servicio de la duquesa de Osuna, protectora de
compositores e intérpretes musicales y mujer de mentalidad ilustrada, comparable
en cierto modo a don Luis. Varios de los protegidos por el infante, como Goya,
siguieron el mismo camino que el músico italiano y se incorporaron al círculo
de María Josefa Pimentel, condesa-duquesa de Benavente y duquesa consorte de
Osuna, entre otros muchos títulos. Boccherini fue nombrado director de orquesta
y pasó a formar parte del círculo ilustrado de El Capricho, donde Boccherini
alcanzó la cúspide de su éxito. Para la duquesa compuso, por ejemplo, sus Seis
quintetos, Op 36 y La Clementina, con libreto de Ramón de la Cruz.
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